martes, 7 de abril de 2020

Economía cicular

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Seguro que ustedes también les pasa, compramos ropa al menos una vez al mes, tiramos comida a la basura (demasiado a menudo). Y este no es un buen modelo de economía. Ni para la economía de un país ni por supuesto para el medio ambiente.

Recorren la casa y ven productos que realmente son inútiles y que no necesitan, ropa que no usan o comida que desperdician. Y no paran de pensar, ¿cómo puedo ser tan derrochadora?

El cambio climático, las emisiones de gases de efecto invernadero como el CO2 y la producción de materiales están estrechamente relacionados.

Se calcula que el 62% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero (excluyendo las del uso de la tierra y la silvicultura) se liberan durante la extracción, el procesamiento y la fabricación de bienes para satisfacer nuestras necesidades. ¿Sabías que sólo el 38% de esos gases se emiten en la entrega y el uso de los productos?

Es hora de cambiar y en nuestras manos están las herramientas para hacerlo, ¿cómo? La economía circular es un punto de partida fundamental.

¿Qué es la economía circular?
Empecemos por el principio. Para descubrir todo sobre la economía circular, primero debemos hablar de su opuesto: la economía lineal. Y ¿qué es la economía lineal? Es la que actualmente llevamos a cabo, empresas, gobiernos… y también los ciudadanos.

Es muy sencillo y a la vez la peor de las acciones. Se recoge la materia prima de los recursos naturales, se fabrica el producto, lo adquirimos, lo utilizamos y por último lo desechamos.

Les pongo un ejemplo. ¿Quién no se ha comprado un teléfono móvil y ha adquirido otro antes de que se estropeara? Simplemente por mero capricho. Quizás es ahí donde reside el verdadero conflicto.

La economía circular se basa concretamente en no desperdiciar de forma tan rápida los productos que fabricamos, sino en reutilizarlos.

Por ello es tan importante actuar desde ya. Estos son los principios básicos de la economía circular que pueden ayudarnos:

- Ecodiseño y producción: la forma en que se fabrican y envasan los productos puede hacer la diferencia. Por ejemplo, si en un mismo envase nos mezclan plástico y cartón, ¿cómo esperan que lo reciclemos?

- Ecología industrial y territorial: gestionando de forma optimizada los stocks y los flujos de materiales, energía y servicios.

- Economía de la “funcionalidad”: priorizar el uso frente a la posesión.
Reutilizar los productos o partes de los mismos.

- Reparación: no dar por perdidos de forma tan rápida los productos estropeados, darles una segunda vida.

- Valorización energética de los residuos que no se pueden reciclar.

El objetivo último es que en la basura, y por lo tanto después en los vertederos, acabe la menor cantidad posible de residuos, porque el mejor residuo es el que no se genera.
El papel de la energía dentro de la economía circular

La UE creó en 2015 un plan llamado “Cerrar el Círculo: un plan de acción de la UE para la economía circular”, este documento inspiraría el informe “Estrategia Europea de la Economía Circular” del 2019.

En el plan se recogen los compromisos globales que se deben alcanzar junto con las iniciativas para financiar los diferentes proyectos innovadores que mejoren y contribuyan a esta economía circular.

La energía, como elemento transversal de la economía, está presente en todo el documento, no solo en la parte referente a la valorización energética de los residuos que no se pueden reciclar, sino también en el diseño de esos productos (ecodiseño), cómo se publicitan (etiquetado) y cómo la bioeconomía puede ser una alternativa a los productos y la energía derivados de combustibles fósiles.

Y se preguntaraán cómo se pretende llevar a cabo este cambio. Los puntos más urgentes son los siguientes:

-Gestión de residuos-
La gestión de residuos desempeña un gran papel en la economía circular. En España la generación de residuos municipales en 2017 fue de 248 millones de toneladas. Según la Unión Europea el objetivo fijado para los residuos municipales es de un 55% para 2025, dejando en vertederos un 10% para 2035. Pero, ¿llegarán a cumplirse estos objetivos?

Un punto de partida es establecer una jerarquía común creando una serie de prioridades desde la prevención, la preparación para la reutilización, el reciclado y la recuperación de energía, hasta la eliminación de los residuos. Ya hay leyes, europeas y nacionales, que establecen esta jerarquía.
Consumo

Aquí tenemos mucho que ver todos los ciudadanos y nuestras decisiones a la hora de adquirir productos. Es importante tener en cuenta que la toma de decisiones está determinada por la información que tenemos los consumidores a la hora de comprar. La variedad de productos, los precios, el etiquetado, envasado y composición…

Por ello una completa información por parte de los consumidores es crucial para que su decisión de compra sea la más adecuada y sostenible posible.

Dentro del consumo de productos es muy apropiado ahora mismo que s hable de la bioeconomía. Para los consumidores es una alternativa a esos productos que se generan a base de combustibles fósiles, haciendo que los recursos sean biológicos y renovables. ¡Tomen nota! Es una opción muy acertada.

-Cambios en los procesos de producción-

Aunque existen productos diseñados de forma inteligente y novedosa el uso ineficiente de esos recursos en los procesos de producción puede dar lugar a una significativa generación de residuos.

Es importante aplicar la innovación en todos los procesos y no solamente en el apartado tecnológico. Grandes ejemplos son la economía colaborativa, el autoconsumo o las comunidades energéticas y locales, que comparten gastos y energía de forma eficiente.
Fuente:
https://www.ecoticias.com/residuos-reciclaje/200787/Exactamente-que-es-la-economia-circular

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