martes, 15 de julio de 2025

Inicia en Europa el proyecto ‘Infraestructuras Verdes para polinizadores’


 Los polinizadores silvestres, como las abejas, mariposas, abejorros, avispas o polillas, juegan un papel esencial para la biodiversidad y la agricultura. Al alimentarse del néctar y polen, contribuyen a la polinización de plantas silvestres y cultivos, lo que favorece la diversidad genética y la estabilidad de los ecosistemas. Su presencia es también un indicador del equilibrio ecológico.

Ahora, protegerlos es el objetivo del proyecto Restauración de Infraestructuras Verdes para los polinizadores en paisajes fragmentados (BeeConnected SUDOE), que arranca en España, Francia y Portugal.

Un esfuerzo conjunto por la biodiversidad

Este programa busca proteger y conservar a los polinizadores silvestres mediante planes de restauración ecológica adaptados a los entornos agrícolas y periurbanos del suroeste europeo. El proyecto, financiado por Interreg SUDOE de la UE, es coordinado por la Universidad Autónoma de Madrid e involucra a 8 entidades de los tres países participantes.

El propósito es crear y restaurar infraestructuras verdes para mejorar la conectividad de hábitats fragmentados, reforzando así la biodiversidad del suroeste europeo, en línea con el Pacto Verde Europeo.

Medidas concretas para proteger a los polinizadores

En cada país se aplicarán acciones específicas para mejorar el hábitat de los polinizadores, atendiendo a las problemáticas locales. Estas acciones incluyen la recuperación de hábitats degradados, siembra de plantas melíferas, ajustes en la gestión de la vegetación para favorecer los recursos florales, e instalación de estructuras que faciliten la nidificación. También se crearán puntos de abastecimiento de agua en zonas que lo requieran.

El suroeste europeo cuenta con numerosas áreas protegidas integradas en la Red Natura 2000, pero la falta de conectividad entre ellas debido a la presión agrícola y urbana es un reto para la conservación de los polinizadores.

BeeConnected SUDOE responde a este desafío mediante cuatro casos piloto en zonas rurales y periurbanas que reflejan los principales escenarios de fragmentación del territorio, con el fin de reforzar su papel como “hotspot” de biodiversidad frente a los riesgos del cambio climático.

Fortalecer el vínculo entre lo rural y lo urbano

El proyecto no solo pretende mejorar el patrimonio natural del espacio SUDOE mediante estrategias adaptadas, sino también aumentar la resiliencia de los hábitats ante los efectos climáticos. Los casos piloto servirán de referencia para integrar soluciones basadas en la naturaleza en zonas rurales y periurbanas, fortaleciendo las capacidades de los actores sociales locales vinculados a la biodiversidad.

Finalmente, mejorar la conectividad de estos hábitats permitirá aplicar buenas prácticas que favorezcan la colaboración entre territorios diversos, contribuyendo a la preservación de los polinizadores silvestres y su entorno natural.

Fuente: https://www.ecoticias.com/naturaleza/arranca-espana-francia-portugal-proyecto-restauracion-infraestructuras-verdes-polinizadores-paisajes-fragmentados-beeconnected-sudoe

Europa actuará contra la competencia desleal de los autos eléctricos fabricados en China


Europa ha sido clara respecto a los autos eléctricos procedentes de China. Así lo confirmó Teresa Ribera, vicepresidenta ejecutiva de la Comisión Europea para una Transición Limpia, Justa y Competitiva, al anunciar que la Unión Europea tomará medidas ante lo que considera una competencia desleal.

Durante su participación en el Sexto Diálogo de Alto Nivel sobre Medio Ambiente y Clima entre China y la UE, Ribera señaló que el exceso de capacidad industrial de China podría perjudicar a otros fabricantes. Por eso, defendió la transparencia y el Estado de derecho, y adelantó que Europa aplicará medidas «drásticas» para proteger su economía y el mercado de vehículos eléctricos.

Europa denuncia las prácticas de ‘dumping’ de los fabricantes chinos

En una rueda de prensa en Pekín, Ribera advirtió que la UE no tolerará las prácticas de ‘dumping’ vinculadas a los autos eléctricos chinos. Aunque reconoció que la oferta de productos baratos puede parecer útil para avanzar en la descarbonización, insistió en que Europa debe proteger su industria de los efectos de la sobreproducción china, una crítica que los países europeos han repetido en los últimos años.

Ribera resaltó que es esencial salvaguardar una economía abierta en Europa, junto con la transparencia y la legalidad. También aseguró que las conversaciones con las autoridades chinas han sido «fructíferas» y que ambas partes coinciden en la necesidad de transformar sus economías según sus compromisos medioambientales.

Entre los avances destacados por Ribera están las negociaciones sobre mercados de carbono, gestión del agua, economía circular y biodiversidad. Además, recordó que tanto China como Europa siguen viendo el Acuerdo de París como el marco clave para abordar el cambio climático, a pesar de que Estados Unidos anunció su retirada este mismo año.

China, el mayor emisor mundial de gases de efecto invernadero, ha prometido alcanzar su pico de emisiones antes de 2030 y lograr la neutralidad de carbono para 2060. También se ha fijado como meta reducir sus emisiones de CO2 por unidad de PIB al menos en un 60 % para 2030 respecto a los niveles de 2005. Sin embargo, grupos ecologistas reclaman que China establezca un plan claro para abandonar el carbón, que sigue teniendo un papel central en su matriz energética.

Aunque las energías solar y eólica ya generan más de una cuarta parte de la electricidad del país, las críticas persisten por la reactivación de la construcción de centrales de carbón.

Este diálogo ambiental entre Pekín y Bruselas ocurre a pocos días de la próxima cumbre entre ambos, que se celebrará a finales de mes en China. Aunque algunos analistas hablan de un acercamiento tras la guerra comercial iniciada por Donald Trump, las tensiones comerciales y el apoyo chino a Rusia en la guerra de Ucrania siguen marcando las diferencias.

Fuente: https://www.ecoticias.com/movilidad-electrica/europa-tomara-medidas-drasticas-ante-competencia-desleal-coches-electricos-china

La Unesco advierte sobre el impacto ambiental de la IA


El uso de estos sistemas requiere cada vez más recursos energéticos y agua potable, alerta un nuevo informe.

La Inteligencia Artificial Generativa (IAG) supone un desafío creciente para el medioambiente, señala un informe reciente de la Unesco, que destaca cómo estas tecnologías demandan cada vez mayores cantidades de electricidad y agua potable para su funcionamiento.

El estudio, titulado Más inteligente, más pequeña, más fuerte: IA generativa eficiente en recursos y el futuro de la transformación digital, se publicó este martes e insta a la industria tecnológica a priorizar el desarrollo de modelos menos intensivos y más accesibles para el planeta.

ChatGPT, un consumo equiparable al de millones de personas

Según el informe, herramientas como ChatGPT podrían estar usando más de 300 GWh al año, lo que equivale al consumo de más de tres millones de personas en países como Etiopía. A esto se suma la creciente demanda de agua potable por parte de los centros de datos, una tendencia que podría multiplicarse por tres hacia 2027 entre las grandes empresas tecnológicas.

“La ausencia de información precisa sobre consumo energético y de agua es muy preocupante”, advirtió Leona Verdadero, especialista en IA de la Unesco y coautora del documento. En entrevista con EFE, criticó además la falta de transparencia de los modelos cerrados, que complica la evaluación externa de su impacto ambiental.

Como alternativa, los investigadores probaron el modelo abierto Meta LLaMA, con 8.000 millones de parámetros, y lo compararon con otros modelos más pequeños, de apenas 30 millones. Los resultados fueron claros: para tareas como resumen, traducción o preguntas y respuestas, los modelos compactos ofrecen un rendimiento similar con un ahorro energético de hasta el 90 %.

“Uno de nuestros objetivos fue obtener cifras claras sobre el consumo energético de tareas cotidianas con modelos generativos”, señaló Verdadero. El informe demuestra que es posible mejorar la eficiencia sin comprometer la calidad.

El estudio también advierte sobre los riesgos que la IAG presenta en términos de equidad digital. Los modelos más complejos no solo requieren más recursos, sino que también exigen infraestructuras costosas, lo que los hace inaccesibles para comunidades con recursos limitados.

Por el contrario, los modelos pequeños son “más asequibles, eficientes y adecuados para contextos con limitaciones tecnológicas”, subrayó la experta.

La Unesco insiste en la necesidad de que la industria tecnológica sea más clara sobre el impacto ambiental de la IA. “Faltan datos sobre la huella ecológica de estos sistemas”, advirtió Verdadero, quien comparó la situación con “conducir un coche sin saber cuánta gasolina consume por kilómetro”.

Fuente: https://www.milenio.com/tecnologia/unesco-alerta-del-impacto-ambiental-de-la-ia

Las huellas de los derrames de petróleo continúan dañando el mar peruano


Seis meses después del derrame ocurrido en Lobitos, la costa norte de Perú —la más afectada históricamente por este tipo de incidentes— ha sido escenario de una nueva fuga de crudo.

El 7 de julio, cuando los pobladores se alistaban para discutir sus reclamos por el derrame del 21 de diciembre, surgió otra mala noticia: en el pozo 383, muy cercano a Lobitos, hubo otro escape de hidrocarburos. Petroperú, la petrolera estatal, reportó la presencia de agua, lodo y crudo en una instalación inactiva, cercana a la playa. Alegaron manipulación indebida de válvulas y daños a la malla perimetral.

Sin embargo, para Iván Vite, ingeniero del Comité Ambiental de Lobitos, esta explicación “es como echarle la culpa a un fantasma”. La desconfianza es razonable. A medio año del derrame anterior, esta comunidad pesquera y turística sigue exigiendo medidas concretas. Vite sostiene que lo ocurrido pudo ser causado por la acumulación de gases no descomprimidos por la empresa.

El 10 de julio, en una reunión local, Petroperú informó que el derrame fue de 5,46 barriles (229,32 galones), afectando 6.425 metros cuadrados. En diciembre, el volumen fue menor: 0,95 barriles (39,9 galones). Las cifras oficiales suelen variar y generan confusión. Según Vite, Osinergmin tiene su propio informe, pero la ley impide hacerlo público.

Mientras tanto, los derrames en el mar peruano se acumulan sin freno. El informe Las sombras de los hidrocarburos (2024) reporta 1.462 derrames entre 1997 y 2023, de los cuales 609 fueron en la costa, y 566 solo en Piura. Lobitos y Negritos siguen marcados por el petróleo. Otro estudio señala que el 90% de los 3.321 pasivos ambientales no reparados también están en la costa.

En el Salar de Negritos, un lugar declarado de interés turístico, aún se ven manchas de crudo en la arena, cerca de aves y estructuras turísticas abandonadas. Un pequeño pozo sigue brotando petróleo sin control. Un extrabajador afirma que en el campo los derrames no reciben atención.

El mayor desastre ocurrió en Ventanilla, Callao, el 15 de enero de 2022, cuando el buque Mare Doricum vertió 11.900 barriles de crudo en el Terminal de Boyas N°2. El petróleo afectó 713 hectáreas marinas, 180 de litoral, dañó a 1.500 pescadores y llegó a dos áreas naturales protegidas. Manglar reportó que 175 especies de invertebrados y 211 de aves fueron afectadas. Treinta días después, el saldo era de 500 especies afectadas, sin contar peces.

El daño fue tan grande que Serfor trasladó 989 aves al Parque de las Leyendas para su tratamiento. Aún hoy, pescadores de Ventanilla, Ancón y otras zonas siguen sufriendo las secuelas.

En Lobitos, Petroperú entregó vales por alimentos equivalentes a 1.500 soles (unos 360 euros) tras el derrame de diciembre. Sin embargo, la incertidumbre persiste. Los pescadores no saben qué pasará tras esta nueva fuga.

Un estudio de 2017 compara Lobitos con Macondo por sus ciclos de bonanza petrolera, turismo, surf, derrames y olvido. Hoy, este pueblo parece seguir atrapado en esa historia repetida de abandono y contaminación.


Fuente: https://elpais.com/america-futura/2025-07-11/las-huellas-de-los-derrames-petroleros-siguen-golpeando-al-mar-peruano.html

Así es Tintoremus, la empresa que recupera los tintes naturales para la industria textil


 En Santa María de Las Lomas (Cáceres), la empresa Tintoremus ha transformado antiguos campos tabaqueros en cultivos de Persicaria Tinctoria, la planta de la que extraen un tinte natural que ya se utiliza para teñir prendas de ropa. Su propuesta busca ofrecer una alternativa real a los tintes sintéticos en la industria de la moda, donde, como señalan sus fundadores, “todos hablan de sostenibilidad, pero solo del tejido, no del tinte”.

En Talayuela y Santa María de Las Lomas, históricas zonas tabaqueras que concentran casi todo el cultivo nacional, Tintoremus ha iniciado su andadura tras detectar el potencial del índigo en tierras abandonadas. Su origen está en el Proyecto Índigo, iniciado en 2022, cuando tras visitar la zona, Lola López y Clemente Cebrián vieron la posibilidad de adaptar cultivos como ya se hacía en EE. UU. Así nació Tintoremus, bajo el lema “Diseñando un futuro mejor con tintes naturales”. Desde entonces, adquirieron terrenos, sumaron inversores y lograron consolidar el proyecto.

En septiembre de 2022 lograron su primer pigmento: Indigoremus, un azul que se ha convertido en su seña de identidad. Un mes más tarde, Tintoremus empezó a operar como empresa independiente. Sus cultivos han crecido hasta las 20 hectáreas y en febrero de 2024 abrieron su sede en Santa María de Las Lomas, donde controlan el proceso completo, del campo a la prenda.

La empresa trabaja con agricultores locales para cultivar el índigo, como Alejandro, de 22 años, quien ha convencido a su familia para apostar por este cultivo como complemento al tabaco, nunca como sustituto. El cultivo de índigo es perfecto para rotar tierras y está alineado con las normativas europeas para proteger el suelo.

El proceso comienza en invernaderos en febrero y las plantas se trasladan al campo en abril. Sin pesticidas ni químicos, crecen hasta junio o julio, cuando se recogen las hojas superiores con cosechadoras que evitan la tierra y garantizan pureza en el pigmento. El ciclo permite hasta tres cortes y el resto de la planta se usa como semilla para el año siguiente, buscando el residuo cero.

El pigmento se obtiene tras fermentar, oxigenar y filtrar las hojas en piscinas al aire libre y tanques interiores. El agua y la cal permiten extraer la indigotina, que se seca y convierte en polvo azul. Todo el agua sobrante se reutiliza, reforzando su compromiso con la sostenibilidad.

Pero Tintoremus no se detuvo ahí. En 2024 lanzaron su propia marca textil, Tintoremus Sttudio, con su primera colección, The Lab, que sirvió como ensayo para probar tintes y técnicas. El 10 de junio abrieron su primera tienda en Madrid, acercándose así a un público más amplio.

En sus prendas combinan un 50% de su tinte natural (Indigoremus, Granatum o Herbalis) con un 50% de tintes sintéticos de bajo impacto hídrico, y aspiran pronto a alcanzar el 75% de natural. El avance dependerá de la pureza del cultivo y los resultados de este año.

Fuente: https://elpais.com/estilo/2025-07-14/de-la-hoja-de-indigo-al-pantalon-vaquero-viaje-al-corazon-de-tintoremus-la-empresa-que-crea-una-alternativa-a-los-tintes-sinteticos.html

Los efectos de la crisis climática en Irak amenaza el futuro de la infancia

 

La sequía, la desertificación y los fenómenos meteorológicos extremos han desplazado ya a 170,000 personas en Irak, poniendo en riesgo el porvenir de miles de niños y niñas.

Ojos irritados, voz cansada, la tormenta de polvo deja huella mientras recorro los proyectos de World Vision en Kirkuk, al norte del país. Estas tormentas, que antes eran esporádicas, ahora azotan Irak hasta tres veces por semana. Sus efectos inmediatos en la salud, la agricultura y el empleo son evidentes, pero las consecuencias a futuro apenas empiezan a dimensionarse.

A esto se suma que hay zonas donde las temperaturas superan los 40 grados durante un tercio del año. Los caudales del Tigris y el Éufrates han disminuido hasta un 40%. Lo que alguna vez fue el Creciente Fértil, hogar de los legendarios Jardines Colgantes de Babilonia, es hoy un ejemplo tangible del avance implacable del cambio climático.

En las últimas décadas, Irak ha vivido más años de conflicto que de paz, dejando millones de desplazados y arrebatando oportunidades a la infancia. Tras la derrota del Estado Islámico en 2017, muchos retornaron a sus hogares con la esperanza de reconstruir su vida, pero esta frágil estabilidad está amenazada. La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) advierte que 170,000 personas ya han sido desplazadas por el cambio climático, una cifra en constante crecimiento. La prolongada sequía y la desertificación afectan a siete millones de niños y más de la mitad de las escuelas no tienen acceso a agua potable.

Irak es uno de los mayores productores de petróleo y el segundo país, después de Rusia, que más gas quema en sus pozos. Esta práctica, que consiste en quemar el gas natural que aflora junto al petróleo, desperdicia un recurso valioso y libera contaminantes a la atmósfera, agravando la crisis climática local y global. No obstante, la renta petrolera representa el 85% del presupuesto estatal.

Nunca ha sido más difícil manejar esta contradicción y proteger a la infancia iraquí y su porvenir. El desafío requiere unir esfuerzos entre gobierno, sociedad civil, líderes religiosos y actores del desarrollo.

Tala, de cinco años, sufre las consecuencias directas: se enferma con frecuencia por la contaminación y la falta de agua potable. Más del 93% de la infancia iraquí dice temer por su futuro, pues ya perciben cómo la crisis afecta su acceso a la educación.

Para las niñas, las oportunidades son aún más limitadas. Garantizar agua limpia y saneamiento seguro en escuelas y hogares puede marcar la diferencia entre un destino impuesto y la posibilidad de elegir su propio camino. Tala ha dado un paso en esa dirección: ahora asiste a una guardería donde los sistemas de agua instalados por World Vision duplicaron la asistencia en el último año.

En la última década, World Vision ha brindado acceso a agua y saneamiento a 3.25 millones de personas. Esto no solo reduce enfermedades y desnutrición, también facilita el acceso a la educación y la independencia económica de las mujeres.

La vida de Alaa cambió tras recibir apoyo para producir y vender agua potable. Ahora ofrece agua a precios accesibles a familias y comercios de su comunidad, brindándoles un futuro más estable. Su emprendimiento también le permite sostener a su familia y emplear a su hijo mayor. En un país donde solo el 11% de las mujeres trabaja, historias como la de Alaa son vitales para empoderar a otras mujeres, transformar mentalidades y abrir nuevas posibilidades.

El choque entre economía y medio ambiente es visible cada noche cuando las llamaradas de gas iluminan tierras resecas. El reto es, por tanto, colectivo: gobiernos, sociedad civil, líderes religiosos y actores del desarrollo deben unirse para mitigar, gestionar y financiar las soluciones necesarias ante esta nueva realidad.

Alaa ya ha asumido ese rol, liderando a su comunidad con sus conocimientos para enfrentar el cambio climático y defender el futuro de niñas como Tala.

Solo uniéndonos a ella, alzando su voz y manteniendo la crisis climática en el centro del debate global, podremos lograr cambios reales. Ignorar esta emergencia no es solo una amenaza futura: es la condena de las vidas, los sueños y el futuro de la niñez iraquí.

Fuente: https://elpais.com/planeta-futuro/2025-07-15/los-efectos-del-cambio-climatico-en-irak-amenazan-las-vidas-y-los-suenos-de-la-infancia.html

lunes, 23 de junio de 2025

¿Es necesario dejar de viajar en vacaciones para proteger el medio ambiente?


 El turismo contribuye con cerca del 9 % de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. En un contexto de crisis climática, viajar ya no es una acción neutral, sino un dilema ético y personal.

Por un lado, descansar, disfrutar y desconectarse son necesidades humanas legítimas, incluso derechos esenciales para la salud mental y el bienestar. Sin embargo, al planificar un viaje, muchas personas sienten una tensión interna: disfrutar puede entenderse como un sacrificio para el planeta.

Esta contradicción genera sentimientos complejos, como la ecoansiedad, esa preocupación constante de estar contribuyendo al daño ambiental.

Elegir el transporte adecuado
Según el Instituto de Recursos Mundiales, el transporte representa casi una cuarta parte del consumo energético total, aunque el impacto varía según el medio y la distancia.

Un estudio comparó viajar entre Estocolmo y Burdeos (unos dos mil kilómetros) usando distintos medios. El avión emite más de seis veces el CO2 que el tren. Sin embargo, el vuelo dura siete horas y el tren más de treinta, además de que el tren puede costar hasta ocho veces más.

Esto refleja una realidad incómoda: elegir la opción más ecológica no siempre es posible para todos, debido a ingresos, ubicación o falta de infraestructura. Cuidar el planeta se vuelve un privilegio, no un derecho universal.

En trayectos más cortos, como alrededor de mil kilómetros, el tren y el autobús son alternativas más balanceadas, con menos emisiones y a menudo más económicas. Por eso, la distancia es clave para decidir cómo viajar. Siempre que se pueda, es mejor priorizar estos medios.

Si volar es la única opción, es recomendable compensar las emisiones, reducir la frecuencia de vuelos y prolongar la estadía para que el impacto diario sea menor.

No siempre podremos elegir lo ideal, pero sí optar por lo mejor posible.

Elegir bien el alojamiento
El impacto ambiental no termina en el traslado. Lo que hacemos en el destino también cuenta. Alojarse en hoteles, comer fuera y participar en actividades puede generar más contaminación que nuestras rutinas diarias. Por eso, el turismo responsable implica cuidar cada decisión del viaje.

Para el alojamiento, escoger lugares comprometidos con la sostenibilidad marca una diferencia. Se aconseja buscar certificaciones ambientales reconocidas como Biosphere, EarthCheck o Travelife, que garantizan prácticas responsables en consumo de energía, agua, residuos y entorno social.

También es preferible elegir alojamientos pequeños y gestionados localmente, que suelen causar menos impacto y tienen mayor conexión con la comunidad.

Plataformas como Ecobnb facilitan encontrar hospedajes ecológicos, permitiendo decisiones conscientes sin perder comodidad ni calidad.

Optar por otras experiencias
¿Dejar de viajar debe sentirse como una pérdida? No necesariamente. Puede ser una oportunidad para reflexionar. Cuidar el ambiente no implica renunciar al disfrute, sino pensar en nuevas formas de bienestar.

Tal vez el verdadero lujo sea el tiempo: vivir con calma, cuidar la salud mental y fortalecer los lazos con nuestra comunidad.

El turismo local o de proximidad ofrece experiencias valiosas muchas veces ignoradas. Propone un ritmo de vida más pausado, redescubrir lo cercano sin prisas: caminar en reservas naturales, recorrer en bicicleta, visitar pueblos vecinos, participar en talleres, comprar en mercados, alojarse en casas rurales, comer productos de temporada, asistir a fiestas populares o colaborar con proyectos locales. Todo esto enriquece la vida cotidiana.

Estas opciones conectan con el entorno y fortalecen la economía local, con menor impacto ambiental. Viajar menos no significa vivir menos, puede ser vivir mejor.

Repensar las vacaciones
Viajar en tiempos de crisis climática requiere replantear nuestras elecciones con mayor conciencia. El turismo no solo brinda descanso y enriquecimiento personal, sino que tiene un gran peso ambiental.

Desde el transporte hasta el alojamiento y las actividades, cada decisión cuenta. La clave no es dejar de viajar, sino hacerlo mejor: con criterio, responsabilidad y empatía hacia el entorno.

Es equilibrar nuestras necesidades con las consecuencias colectivas. Un compromiso que hoy implica viajar con responsabilidad.

Ser un viajero consciente no es perder el placer, sino redefinirlo. Al reducir nuestro impacto, abrimos la puerta a experiencias más auténticas, humanas y conectadas con los ritmos, paisajes y comunidades locales.

Renunciar a viajes lejanos no tiene por qué ser doloroso. Puede ser un acto de cuidado: hacia el planeta, la comunidad y a nosotros mismos.


Detectan niveles críticos de mercurio en aire, agua, alimentos y personas en Amazonia Peruana

Un preocupante informe de CINCIA revela que cada año se liberan más de 180 toneladas de mercurio al ambiente solo en esta zona de la Amazonía peruana, con graves efectos para el ecosistema y sus habitantes.

Madre de Dios, reconocida como la capital de la biodiversidad en Perú, enfrenta una amenaza creciente que pone en peligro la salud de miles y la existencia de especies únicas. Un estudio técnico divulgado en junio de 2025 muestra que la minería artesanal ilegal de oro ha causado una contaminación masiva por mercurio en esta región amazónica.

El informe fue realizado por el Centro de Innovación Científica Amazónica (CINCIA) y la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible (FCDS), con apoyo de la Fundación Gordon y Betty Moore, tras 15 años de investigación. Los resultados son alarmantes: más de 180 toneladas de mercurio son liberadas anualmente en Madre de Dios. El 80% del mercurio atmosférico que proviene de Sudamérica tiene origen amazónico, siendo Perú un contribuyente principal.

Salud en riesgo: mercurio en aire, agua y alimentos
El mercurio es un metal tóxico que, al convertirse en metilmercurio, se incorpora a la cadena alimenticia acuática y se acumula en peces consumidos por comunidades locales. Esto convierte al pescado, alimento básico de muchas familias amazónicas, en una fuente de intoxicación.

Uno de los datos más graves se encontró en Puerto Maldonado, donde el 78% de adultos tenían niveles de mercurio en el cabello tres veces superiores al límite recomendado por la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU. Las mujeres en edad fértil presentan niveles aún mayores, poniendo en riesgo a los fetos con malformaciones, daños cerebrales y retrasos en su desarrollo neurológico.

En comunidades cercanas a Huepetuhe, La Pampa, Laberinto y Mazuko, afectadas por la minería ilegal, se reportan síntomas como dolores de cabeza, pérdida de memoria, debilidad muscular y daño hepático, sobre todo en quienes manipulan amalgamas de oro y mercurio. El 80% de los vapores inhalados en estos lugares es absorbido por el organismo.

Incluso en áreas residenciales alejadas de la minería, como sectores de Puerto Maldonado, se detectan concentraciones de mercurio en el aire entre 20 y 40 ng/m³, muy superiores a lo habitual. En puntos mineros y tiendas de compra de oro, los niveles llegan hasta 5000 ng/m³ debido a la quema sin control de amalgamas.

Daño invisible en fauna y comunidades indígenas
El estudio también indica que el río Madre de Dios transporta hasta 12 toneladas de mercurio anuales, comparado con solo una tonelada en zonas sin minería. Esta carga tóxica se acumula en peces grandes, consumidos por pueblos indígenas que dependen del río para vivir. Para estas comunidades, el impacto es sanitario, cultural, económico y ambiental.

La contaminación no se limita al agua. Aves y murciélagos amazónicos muestran niveles de mercurio entre tres y cinco veces superiores a áreas sin minería, reduciendo hasta un 40% su capacidad reproductiva. Esto pone en riesgo especies claves para el equilibrio ecológico de la región.

La minería artesanal ilegal destruye bosques y contamina ríos sin ofrecer desarrollo sostenible. No se pagan impuestos ni regalías, y los beneficios económicos no llegan a las comunidades locales. Este modelo extractivo ilegal está envenenando lentamente una de las zonas más valiosas del Perú.

Fuente: https://www.infobae.com/peru/2025/06/23/crisis-ambiental-por-mineria-ilegal-descubren-niveles-alarmantes-de-mercurio-en-aire-agua-comida-y-personas-de-madre-de-dios/

 

Desarrollo de la IA multiplica la basura electrónica


El rápido crecimiento de la inteligencia artificial ha provocado un aumento significativo en la demanda de chips gráficos, fundamentales para entrenar modelos de IA generativa que crean contenido original a partir de datos previos.

Además de su alto consumo energético y uso intensivo de agua, la IA genera una gran cantidad de residuos electrónicos, un impacto ambiental poco discutido. El reciclaje y la recuperación de metales valiosos de estos chips es costoso y aún poco extendido.

“El ciclo de vida de estos chips es de tres a cinco años, lo que implica que se desechan poco después de ese tiempo”, señala Ana Valdivia, experta en IA de la Universidad de Oxford, quien asegura que este efecto ambiental de la IA está “muy invisibilizado”. Debido al elevado costo, muchas empresas no reciclan estos chips, que terminan incinerados o en vertederos, generando contaminación.

Según la Universidad de las Naciones Unidas (UNU), en 2022 se produjeron 62 millones de toneladas de residuos electrónicos, récord histórico, pero sólo se recicló el 22 %. La producción de basura electrónica crece cinco veces más rápido que su reciclaje, y podría aumentar un 33 % para 2030 si no se actúa.

Reciclar estos residuos no solo reduce su impacto ambiental, sino que también recupera materiales críticos, hoy clave en la geoestrategia mundial. Félix Antonio López, investigador del CSIC, destaca que metales como cobre, oro, plata, paladio o níquel pueden ser reutilizados.

La Unión Europea impulsa la búsqueda de tierras raras y materiales críticos en su territorio, pero López subraya que esto debe complementarse con “políticas claras que favorezcan o impongan” el reciclaje para disminuir la dependencia extranjera.

En el CSIC han instalado una planta piloto, única en Europa, para recuperar metales de residuos electrónicos y fabricar aleaciones de valor, parte del proyecto RC-Metals, que es un “embrión” del proyecto CirCular de Atlantic Copper en Huelva, declarado estratégico por la Comisión Europea.

RC-Metals abrirá nuevas investigaciones, ya que los residuos electrónicos modernos contienen metales antes inexistentes, como las tierras raras, explica el experto.

Más allá de la circularidad, Valdivia resalta la necesidad de prolongar la vida útil de los chips y que empresas como Nvidia inviertan en ello. También advierte sobre la expansión acelerada de centros de datos y el uso masivo de IA.

“Es necesario pausar y reflexionar como sociedad sobre qué tecnología e infraestructura queremos que nos beneficie como comunidad”, concluye la investigadora, quien llama a un enfoque crítico y ambientalmente consciente sobre el desarrollo de la IA.

Fuente: https://oem.com.mx/elsoldemexico/finanzas/el-boom-de-la-ia-multiplica-la-basura-electronica-23429688

Primeros 15 meses del conflicto en Gaza superan emisiones anuales de carbono de 36 países


 Un estudio reciente revela el costo ambiental oculto de la guerra: expertos estimaron el impacto ecológico generado por el enfrentamiento en la Franja de Gaza. El militarismo está ligado también a la justicia climática: las emisiones de gases de efecto invernadero crecen paralelamente al gasto militar en cinco regiones del planeta.

Los conflictos armados en Sudán, Yemen, Somalia, Nigeria, Myanmar y la República Democrática del Congo se suman a la escalada entre Israel e Irán, el genocidio en Gaza y la tensión Rusia-Ucrania. El gasto mundial en armamento y defensa alcanzó 2,718 millones de dólares en 2023, según el Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI). Este aumento bélico ha desviado la atención del cambio climático, agravando la crisis ambiental. Un estudio reciente destaca que la huella de carbono de los primeros 15 meses en Gaza excede las emisiones anuales de 36 países.

La destrucción en Gaza

A 20 metros del muro israelí hay un olivo que, según el Ministerio de Agricultura palestino, tiene 5,000 años. Sus raíces, a 25 metros bajo tierra, resistieron explosiones, pero miles de árboles han sido destruidos.

Desde 1967, Israel ha talado cerca de 800,000 olivos, arrancando especies nativas para plantar otras foráneas. En Cisjordania y Gaza, casi la mitad de las tierras agrícolas eran olivos, vitales para la economía familiar y símbolo de paz en medio del conflicto. Las hostilidades causaron 1,139 muertes en Israel y más de 55,000 en Gaza, junto con graves daños ambientales.

Un informe de la ONU de junio 2024 estimó que la guerra dejó más de 29 millones de toneladas de escombros, algunos contaminados con municiones sin explotar y sustancias tóxicas. Se calcula que 10,000 cuerpos yacen bajo los edificios destruidos, mientras los vertederos están saturados y las aguas residuales contaminan playas y acuíferos, provocando brotes de enfermedades como diarrea, sarna e ictericia en Gaza.

Desde el ataque de Hamás en octubre de 2023, Israel lanzó operaciones militares que se extendieron a Líbano, Irán y Yemen, incrementando emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), según un estudio publicado en mayo. Se calcula que en 15 meses, las emisiones de carbono fueron casi 1.9 millones de toneladas de CO2, equivalentes a las de 36 países. Sumando emisiones por túneles de Hamás, el “Domo de Hierro” israelí y la futura reconstrucción, la cifra supera 32 millones de toneladas, más que las emisiones anuales de 102 países.

El respaldo internacional a Israel, incluyendo Estados Unidos, se refleja en el impacto ambiental: el estudio concluye que el ejército israelí generó el 50% de las emisiones directas del conflicto, mientras que Hamás sólo el 0.2%. Aunque el estudio cubre periodos clave del conflicto y regiones vecinas, especialistas como la doctora Maritza Islas Vargas creen que el impacto real está subestimado.

“El estudio no considera gases muy contaminantes como el metano”, explicó la investigadora en un podcast.

Organizaciones internacionales acusan a Israel de genocidio y ecocidio.

Aunque el ecocidio no está aún en el derecho internacional, grupos como el Centro Al Mezan y la Liga Internacional de Mujeres por la Paz consideran que la devastación ambiental en la región cumple con la definición legal de “actos ilícitos o temerarios con probabilidad alta de causar daños graves, generalizados o duraderos al ambiente”.

La guerra y el clima

No es la primera vez que se mide el impacto ambiental de un conflicto. Un informe de la Iniciativa para Contabilizar los Gases de Efecto Invernadero de la Guerra (IGGAW) en el tercer aniversario de la invasión rusa a Ucrania calculó que la guerra generó más de 229 millones de toneladas de CO2, igual a la contaminación anual de 120 millones de autos de combustión.

Actualmente no hay un cálculo global actualizado, pero un estudio de Scientists for Global Responsibility señaló que en 2022 al menos el 5.5% de las emisiones mundiales de GEI estaban vinculadas a conflictos o fuerzas militares.

Con la escalada en Medio Oriente, SIPRI alerta que en 2024, nueve países con armas nucleares —Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, Francia, China, India, Pakistán, Corea del Norte e Israel— mantienen programas activos para modernizar y aumentar su arsenal.

Además, nuevos países comienzan a invertir en armas nucleares. SIPRI advierte sobre “una peligrosa carrera armamentística nuclear en un momento en que los acuerdos de control están debilitados”.

Las armas nucleares, con impactos ambientales devastadores por radiación, incendios y explosiones térmicas, agravan la crisis climática y desplazan esfuerzos para combatirla.

Fuente: https://www.milenio.com/internacional/guerras-de-iran-israel-y-gaza-empeoran-crisis-climatica-estudios

Haití figura entre los cinco países con mayor riesgo de inanición


 Tres millones de haitianos enfrentan una emergencia alimentaria, según reportan la FAO y el PMA. El informe también alerta sobre Bolivia y Colombia, donde la inflación, el cambio climático y la violencia amenazan la seguridad alimentaria.

La crisis en Haití sigue agravándose. Los desplazamientos forzados por el dominio de más de 180 bandas criminales, la pérdida de cultivos y la pobreza están dejando sin alimento a millones. El último informe conjunto de la FAO y el Programa Mundial de Alimentos revela que Haití está entre los cinco países con mayor riesgo de inanición, una condición severa de desnutrición donde el cuerpo consume sus propios tejidos para sobrevivir. La mitad de su población, unos 5,7 millones, sufre hambre; de ellos, cerca de 3 millones se encuentran en una fase catastrófica o de emergencia entre marzo y junio. La llegada de la temporada de huracanes podría agravar aún más la situación. “No hacer nada no es una opción”, afirma Lola Castro, directora regional del PMA.

El informe “Puntos críticos de hambre” identifica la violencia y los desastres como las causas principales de inseguridad alimentaria en Haití, que encabeza la lista por tercer año consecutivo junto a Palestina, Sudán, Sudán del Sur y Mali. En estos países, la violencia armada es un factor común. Los conflictos mundiales aumentaron un 25% en 2024 respecto a 2023, y los datos de 2025 sugieren que la violencia persistirá. Por ello, ambas agencias advierten que la crisis alimentaria podría empeorar en 13 países y territorios.

Castro expresa gran preocupación por Haití: “Desde 2018 la situación ha ido empeorando y no solo afecta a Haití, sino a toda la región”. La violencia ha provocado la migración de millones a Estados Unidos o República Dominicana, donde una parte sobreviven en agricultura y construcción, a pesar de las duras políticas migratorias.

Para combatir el hambre en Haití, Castro insiste en que se necesita paz y que cesen los conflictos. Relata que, tras visitar el país, vio cómo barrios enteros son destruidos, cultivos abandonados y personas desplazadas sin acceso a cocinas, lo que agrava la inseguridad alimentaria.

Desde junio, Haití enfrenta la temporada de huracanes en el Atlántico, con entre 13 y 19 tormentas previstas, de las cuales hasta 10 podrían convertirse en huracanes, arrasando cosechas y viviendas en un país con infraestructuras débiles.

Además, Castro denuncia la falta de fondos suficientes para mitigar la crisis, no solo por recortes de Usaid. “Buscamos al menos 46 millones de dólares para los próximos seis meses; nuestros almacenes de alimentos están a la mitad. Escuchamos el reloj correr”, advierte.

Colombia y Bolivia también en alerta por hambre

No solo Haití preocupa a la FAO y PMA. En Colombia, 7,8 millones (15% de la población) enfrentan inseguridad alimentaria aguda y necesitan ayuda urgente en 2025. A pesar del trabajo conjunto con el Gobierno, el desplazamiento sigue siendo la principal causa. En marzo de 2025, 695.000 personas fueron desplazadas por conflictos y desastres. Castro reconoce avances en los últimos tres años, pero afirma que aún persisten desafíos.

En Bolivia, la inseguridad alimentaria está relacionada con la inflación. Aunque el país produce alimentos, el costo de la canasta básica impide el acceso a muchos. Un 19% de la población, cerca de 2,2 millones, no puede alimentarse adecuadamente. La crisis climática también golpea fuerte, con incendios que arrasaron 12 millones de hectáreas de suelo productivo el año pasado. Las inundaciones recientes, declaradas emergencia nacional, son consideradas la peor crisis climática en 40 años y afectarán la producción de maíz.

Castro concluye que la combinación de violencia y cambio climático genera un impacto grave en la región. Aunque algunos agricultores siguen trabajando, la situación alimentaria es muy preocupante.

Fuente: https://elpais.com/america-futura/2025-06-16/haiti-entre-los-cinco-paises-del-mundo-con-riesgo-de-inanicion-no-hacer-nada-no-es-una-opcion.html