El análisis de las conchas de percebes transportadas por las corrientes marinas ha permitido a los científicos desarrollar nuevos métodos para rastrear la deriva de escombros oceánicos, lo que podría contribuir a delimitar la búsqueda del avión desaparecido.
Los percebes adheridos a los restos de la aeronave que llegaron a la isla de Reunión tras la desaparición del vuelo MH370 de Malaysia Airlines en 2014 han llevado a investigadores a diseñar modelos innovadores para reconstruir la trayectoria de los desechos oceánicos. Estos métodos podrían, en el futuro, aportar claves para resolver uno de los mayores enigmas de la aviación.
A finales de 2024, más de diez años después del incidente, el gobierno de Malasia anunció la reanudación de la búsqueda tras recibir una propuesta de la empresa estadounidense Ocean Infinity.
Las nuevas herramientas basadas en el análisis químico y térmico de los percebes, publicadas en la revista Advances de la Unión Geofísica Americana, representan un gran avance en la reconstrucción de rutas desconocidas de restos de accidentes, plásticos oceánicos, cadáveres y otros materiales flotantes que transportan los Lepas anatifera, conocidos como percebes.
"La composición química de los percebes funciona como un registro forense de los restos a la deriva", explica Gregory Herbert, ecólogo marino de la Universidad del Sur de Florida (EE.UU.), quien comenzó a investigar el caso en 2015 tras ver imágenes de percebes adheridos a un flap del avión encontrado en Reunión.
Desde entonces, Herbert ha liderado un equipo internacional dedicado a desarrollar métodos para analizar las temperaturas oceánicas que atravesaron los percebes y convertir esos datos en una ruta de deriva que podría llevar hasta el punto del impacto.
David Griffin, oceanógrafo del gobierno australiano que ha participado en la búsqueda desde la desaparición del avión en marzo de 2014 con 239 personas a bordo, calificó este estudio como "un paso crucial para cumplir con el requisito de Malasia de contar con 'nuevas pruebas creíbles' que justifiquen retomar la búsqueda".
"Sabíamos que las conchas de los percebes contenían información clave, pero el desafío era interpretarla", señala Griffin, quien no participó en la investigación. "Este equipo ha desarrollado métodos para descifrar los datos almacenados en las conchas".
Viajeros del océano
Los percebes, presentes en todos los océanos templados y tropicales, inician su vida como larvas flotantes antes de adherirse a superficies flotantes, como madera, cascos de barcos o escombros. Se fijan con un adhesivo extremadamente potente y construyen su caparazón con carbonato de calcio y otros minerales del agua circundante, formando capas sucesivas.
Cada capa conserva señales químicas que reflejan las condiciones del agua en el momento de su formación. El estudio de estas capas, conocido como esclerocronología, es similar al análisis de los anillos de los árboles.
"Podemos imaginar la concha como un libro en el que el animal agrega páginas a medida que crece", explica Nasser Al-Qattan, profesor de geoquímica en la Universidad de Kuwait y autor principal del estudio. Descifrar la composición química de cada capa permite reconstruir el historial de temperatura del agua que atravesó el percebe.
Al-Qattan estaba realizando su doctorado en el laboratorio de Herbert en Tampa cuando las imágenes del flap cubierto de percebes dieron la vuelta al mundo. El tamaño de los ejemplares más grandes indicaba que habían estado creciendo durante más de un año, lo que sugería que algunos podrían haberse formado cerca del momento en que el avión desapareció.
Si se pudieran determinar con precisión las temperaturas de la superficie marina y la fecha en que los percebes se adhirieron al flap, el área de búsqueda se reduciría significativamente. Los oceanógrafos cuentan con registros satelitales de temperaturas oceánicas, que varían a lo largo del "séptimo arco", la región donde se cree que el avión agotó su combustible.
El hallazgo del flap generó gran expectación científica sobre la posibilidad de utilizar percebes para delimitar la zona de búsqueda. Sin embargo, la esclerocronología de estos crustáceos es un campo poco explorado. Además, al ser Reunión un territorio francés, las autoridades limitaron el acceso a la pieza y a los percebes incrustados en ella.
Un año después, los científicos franceses publicaron dos informes preliminares. El primero, liderado por Joseph Poupin, confirmó la especie, el rango de tamaño y la curva de crecimiento de los percebes del flap. El segundo, elaborado por Dominique Blamart y Franck Bassinot, analizó isótopos en algunos especímenes, proporcionando datos que Herbert y Al-Qattan usaron para modelar parte de la deriva del flap.
Herbert contactó a Anne Marie Power, experta en Lepas de la Universidad de Galway, quien crió percebes en laboratorio para estudiar su química en distintas temperaturas. Estos datos permitieron al equipo desarrollar una ecuación capaz de extraer registros precisos de temperatura del agua a partir de un percebe desconocido.
Los científicos concluyeron que es posible rastrear la temperatura del agua con una precisión de 0,1 °C, el nivel requerido para acotar el área de búsqueda. Métodos previos solo alcanzaban una precisión de 2 °C, lo que resultaba insuficiente.
Próximos pasos
Aunque el estudio representa un gran avance, aún se requiere más trabajo antes de identificar con precisión la ubicación del avión. Hasta ahora, solo se ha modelado la última etapa de la deriva del flap, basada en los percebes más pequeños encontrados en él. Los especímenes más grandes, que podrían haber viajado desde el momento del accidente, no han sido analizados debido a restricciones de acceso impuestas por las autoridades francesas.
La desaparición del MH370 sigue siendo un enigma, a pesar de la extensa búsqueda que cubrió 120.000 km² en el océano Índico con un costo de 200 millones de dólares. En 2017, la operación fue suspendida sin resultados concluyentes. Un informe del gobierno australiano calificó la situación como "inaceptable en la era de la aviación moderna", dado que millones de personas viajan diariamente en aviones comerciales y aún no se ha determinado qué ocurrió con el MH370 y sus ocupantes.
Malasia ha reiterado que solo retomará la búsqueda si se presentan pruebas "nuevas" y "creíbles".
"El caso ha perdido impulso y encontrar evidencias realmente nuevas es un gran desafío", admite Griffin. No obstante, considera que la metodología basada en percebes podría cumplir con ese criterio una vez que se aplique por completo.
La reivindicación de los percebes
Los Lepas anatifera, que filtran alimentos del agua y sirven de presa a diversas especies marinas, han sido considerados una molestia para los navegantes debido a su adhesión masiva a superficies flotantes. Sin embargo, su importancia en la ciencia forense, la conservación y la biotecnología ha comenzado a reconocerse.
Científicos italianos han usado percebes para estimar el tiempo que un cadáver había flotado en el mar Tirreno, mientras que otros investigadores los emplean para rastrear el movimiento de tortugas y mamíferos marinos.
Charles Darwin dedicó ocho años al estudio de los percebes tras encontrar un espécimen inusual durante su viaje en el Beagle. Su trabajo sobre la diversidad de estos crustáceos contribuyó a la formulación de su teoría de la evolución.
"Parecen ocho años demasiado largos, pero desde el accidente del MH370 hemos logrado calibrar un termómetro de isótopos de oxígeno para las conchas de Lepas y desarrollado una metodología innovadora para acotar la ubicación de los restos del avión", señala Power.
Para Al-Qattan, la motivación detrás de este esfuerzo ha sido una causa común: "Pensar en el cierre que esto podría traer a las familias de los pasajeros nos ha impulsado a seguir adelante".
https://www.nationalgeographic.es/medio-ambiente/2023/08/vuelo-mh370-malaysia-airlines-buscando-percebes-avion-desaparecido