lunes, 23 de junio de 2025

¿Es necesario dejar de viajar en vacaciones para proteger el medio ambiente?


 El turismo contribuye con cerca del 9 % de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. En un contexto de crisis climática, viajar ya no es una acción neutral, sino un dilema ético y personal.

Por un lado, descansar, disfrutar y desconectarse son necesidades humanas legítimas, incluso derechos esenciales para la salud mental y el bienestar. Sin embargo, al planificar un viaje, muchas personas sienten una tensión interna: disfrutar puede entenderse como un sacrificio para el planeta.

Esta contradicción genera sentimientos complejos, como la ecoansiedad, esa preocupación constante de estar contribuyendo al daño ambiental.

Elegir el transporte adecuado
Según el Instituto de Recursos Mundiales, el transporte representa casi una cuarta parte del consumo energético total, aunque el impacto varía según el medio y la distancia.

Un estudio comparó viajar entre Estocolmo y Burdeos (unos dos mil kilómetros) usando distintos medios. El avión emite más de seis veces el CO2 que el tren. Sin embargo, el vuelo dura siete horas y el tren más de treinta, además de que el tren puede costar hasta ocho veces más.

Esto refleja una realidad incómoda: elegir la opción más ecológica no siempre es posible para todos, debido a ingresos, ubicación o falta de infraestructura. Cuidar el planeta se vuelve un privilegio, no un derecho universal.

En trayectos más cortos, como alrededor de mil kilómetros, el tren y el autobús son alternativas más balanceadas, con menos emisiones y a menudo más económicas. Por eso, la distancia es clave para decidir cómo viajar. Siempre que se pueda, es mejor priorizar estos medios.

Si volar es la única opción, es recomendable compensar las emisiones, reducir la frecuencia de vuelos y prolongar la estadía para que el impacto diario sea menor.

No siempre podremos elegir lo ideal, pero sí optar por lo mejor posible.

Elegir bien el alojamiento
El impacto ambiental no termina en el traslado. Lo que hacemos en el destino también cuenta. Alojarse en hoteles, comer fuera y participar en actividades puede generar más contaminación que nuestras rutinas diarias. Por eso, el turismo responsable implica cuidar cada decisión del viaje.

Para el alojamiento, escoger lugares comprometidos con la sostenibilidad marca una diferencia. Se aconseja buscar certificaciones ambientales reconocidas como Biosphere, EarthCheck o Travelife, que garantizan prácticas responsables en consumo de energía, agua, residuos y entorno social.

También es preferible elegir alojamientos pequeños y gestionados localmente, que suelen causar menos impacto y tienen mayor conexión con la comunidad.

Plataformas como Ecobnb facilitan encontrar hospedajes ecológicos, permitiendo decisiones conscientes sin perder comodidad ni calidad.

Optar por otras experiencias
¿Dejar de viajar debe sentirse como una pérdida? No necesariamente. Puede ser una oportunidad para reflexionar. Cuidar el ambiente no implica renunciar al disfrute, sino pensar en nuevas formas de bienestar.

Tal vez el verdadero lujo sea el tiempo: vivir con calma, cuidar la salud mental y fortalecer los lazos con nuestra comunidad.

El turismo local o de proximidad ofrece experiencias valiosas muchas veces ignoradas. Propone un ritmo de vida más pausado, redescubrir lo cercano sin prisas: caminar en reservas naturales, recorrer en bicicleta, visitar pueblos vecinos, participar en talleres, comprar en mercados, alojarse en casas rurales, comer productos de temporada, asistir a fiestas populares o colaborar con proyectos locales. Todo esto enriquece la vida cotidiana.

Estas opciones conectan con el entorno y fortalecen la economía local, con menor impacto ambiental. Viajar menos no significa vivir menos, puede ser vivir mejor.

Repensar las vacaciones
Viajar en tiempos de crisis climática requiere replantear nuestras elecciones con mayor conciencia. El turismo no solo brinda descanso y enriquecimiento personal, sino que tiene un gran peso ambiental.

Desde el transporte hasta el alojamiento y las actividades, cada decisión cuenta. La clave no es dejar de viajar, sino hacerlo mejor: con criterio, responsabilidad y empatía hacia el entorno.

Es equilibrar nuestras necesidades con las consecuencias colectivas. Un compromiso que hoy implica viajar con responsabilidad.

Ser un viajero consciente no es perder el placer, sino redefinirlo. Al reducir nuestro impacto, abrimos la puerta a experiencias más auténticas, humanas y conectadas con los ritmos, paisajes y comunidades locales.

Renunciar a viajes lejanos no tiene por qué ser doloroso. Puede ser un acto de cuidado: hacia el planeta, la comunidad y a nosotros mismos.


Detectan niveles críticos de mercurio en aire, agua, alimentos y personas en Amazonia Peruana

Un preocupante informe de CINCIA revela que cada año se liberan más de 180 toneladas de mercurio al ambiente solo en esta zona de la Amazonía peruana, con graves efectos para el ecosistema y sus habitantes.

Madre de Dios, reconocida como la capital de la biodiversidad en Perú, enfrenta una amenaza creciente que pone en peligro la salud de miles y la existencia de especies únicas. Un estudio técnico divulgado en junio de 2025 muestra que la minería artesanal ilegal de oro ha causado una contaminación masiva por mercurio en esta región amazónica.

El informe fue realizado por el Centro de Innovación Científica Amazónica (CINCIA) y la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible (FCDS), con apoyo de la Fundación Gordon y Betty Moore, tras 15 años de investigación. Los resultados son alarmantes: más de 180 toneladas de mercurio son liberadas anualmente en Madre de Dios. El 80% del mercurio atmosférico que proviene de Sudamérica tiene origen amazónico, siendo Perú un contribuyente principal.

Salud en riesgo: mercurio en aire, agua y alimentos
El mercurio es un metal tóxico que, al convertirse en metilmercurio, se incorpora a la cadena alimenticia acuática y se acumula en peces consumidos por comunidades locales. Esto convierte al pescado, alimento básico de muchas familias amazónicas, en una fuente de intoxicación.

Uno de los datos más graves se encontró en Puerto Maldonado, donde el 78% de adultos tenían niveles de mercurio en el cabello tres veces superiores al límite recomendado por la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU. Las mujeres en edad fértil presentan niveles aún mayores, poniendo en riesgo a los fetos con malformaciones, daños cerebrales y retrasos en su desarrollo neurológico.

En comunidades cercanas a Huepetuhe, La Pampa, Laberinto y Mazuko, afectadas por la minería ilegal, se reportan síntomas como dolores de cabeza, pérdida de memoria, debilidad muscular y daño hepático, sobre todo en quienes manipulan amalgamas de oro y mercurio. El 80% de los vapores inhalados en estos lugares es absorbido por el organismo.

Incluso en áreas residenciales alejadas de la minería, como sectores de Puerto Maldonado, se detectan concentraciones de mercurio en el aire entre 20 y 40 ng/m³, muy superiores a lo habitual. En puntos mineros y tiendas de compra de oro, los niveles llegan hasta 5000 ng/m³ debido a la quema sin control de amalgamas.

Daño invisible en fauna y comunidades indígenas
El estudio también indica que el río Madre de Dios transporta hasta 12 toneladas de mercurio anuales, comparado con solo una tonelada en zonas sin minería. Esta carga tóxica se acumula en peces grandes, consumidos por pueblos indígenas que dependen del río para vivir. Para estas comunidades, el impacto es sanitario, cultural, económico y ambiental.

La contaminación no se limita al agua. Aves y murciélagos amazónicos muestran niveles de mercurio entre tres y cinco veces superiores a áreas sin minería, reduciendo hasta un 40% su capacidad reproductiva. Esto pone en riesgo especies claves para el equilibrio ecológico de la región.

La minería artesanal ilegal destruye bosques y contamina ríos sin ofrecer desarrollo sostenible. No se pagan impuestos ni regalías, y los beneficios económicos no llegan a las comunidades locales. Este modelo extractivo ilegal está envenenando lentamente una de las zonas más valiosas del Perú.

Fuente: https://www.infobae.com/peru/2025/06/23/crisis-ambiental-por-mineria-ilegal-descubren-niveles-alarmantes-de-mercurio-en-aire-agua-comida-y-personas-de-madre-de-dios/

 

Desarrollo de la IA multiplica la basura electrónica


El rápido crecimiento de la inteligencia artificial ha provocado un aumento significativo en la demanda de chips gráficos, fundamentales para entrenar modelos de IA generativa que crean contenido original a partir de datos previos.

Además de su alto consumo energético y uso intensivo de agua, la IA genera una gran cantidad de residuos electrónicos, un impacto ambiental poco discutido. El reciclaje y la recuperación de metales valiosos de estos chips es costoso y aún poco extendido.

“El ciclo de vida de estos chips es de tres a cinco años, lo que implica que se desechan poco después de ese tiempo”, señala Ana Valdivia, experta en IA de la Universidad de Oxford, quien asegura que este efecto ambiental de la IA está “muy invisibilizado”. Debido al elevado costo, muchas empresas no reciclan estos chips, que terminan incinerados o en vertederos, generando contaminación.

Según la Universidad de las Naciones Unidas (UNU), en 2022 se produjeron 62 millones de toneladas de residuos electrónicos, récord histórico, pero sólo se recicló el 22 %. La producción de basura electrónica crece cinco veces más rápido que su reciclaje, y podría aumentar un 33 % para 2030 si no se actúa.

Reciclar estos residuos no solo reduce su impacto ambiental, sino que también recupera materiales críticos, hoy clave en la geoestrategia mundial. Félix Antonio López, investigador del CSIC, destaca que metales como cobre, oro, plata, paladio o níquel pueden ser reutilizados.

La Unión Europea impulsa la búsqueda de tierras raras y materiales críticos en su territorio, pero López subraya que esto debe complementarse con “políticas claras que favorezcan o impongan” el reciclaje para disminuir la dependencia extranjera.

En el CSIC han instalado una planta piloto, única en Europa, para recuperar metales de residuos electrónicos y fabricar aleaciones de valor, parte del proyecto RC-Metals, que es un “embrión” del proyecto CirCular de Atlantic Copper en Huelva, declarado estratégico por la Comisión Europea.

RC-Metals abrirá nuevas investigaciones, ya que los residuos electrónicos modernos contienen metales antes inexistentes, como las tierras raras, explica el experto.

Más allá de la circularidad, Valdivia resalta la necesidad de prolongar la vida útil de los chips y que empresas como Nvidia inviertan en ello. También advierte sobre la expansión acelerada de centros de datos y el uso masivo de IA.

“Es necesario pausar y reflexionar como sociedad sobre qué tecnología e infraestructura queremos que nos beneficie como comunidad”, concluye la investigadora, quien llama a un enfoque crítico y ambientalmente consciente sobre el desarrollo de la IA.

Fuente: https://oem.com.mx/elsoldemexico/finanzas/el-boom-de-la-ia-multiplica-la-basura-electronica-23429688

Primeros 15 meses del conflicto en Gaza superan emisiones anuales de carbono de 36 países


 Un estudio reciente revela el costo ambiental oculto de la guerra: expertos estimaron el impacto ecológico generado por el enfrentamiento en la Franja de Gaza. El militarismo está ligado también a la justicia climática: las emisiones de gases de efecto invernadero crecen paralelamente al gasto militar en cinco regiones del planeta.

Los conflictos armados en Sudán, Yemen, Somalia, Nigeria, Myanmar y la República Democrática del Congo se suman a la escalada entre Israel e Irán, el genocidio en Gaza y la tensión Rusia-Ucrania. El gasto mundial en armamento y defensa alcanzó 2,718 millones de dólares en 2023, según el Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI). Este aumento bélico ha desviado la atención del cambio climático, agravando la crisis ambiental. Un estudio reciente destaca que la huella de carbono de los primeros 15 meses en Gaza excede las emisiones anuales de 36 países.

La destrucción en Gaza

A 20 metros del muro israelí hay un olivo que, según el Ministerio de Agricultura palestino, tiene 5,000 años. Sus raíces, a 25 metros bajo tierra, resistieron explosiones, pero miles de árboles han sido destruidos.

Desde 1967, Israel ha talado cerca de 800,000 olivos, arrancando especies nativas para plantar otras foráneas. En Cisjordania y Gaza, casi la mitad de las tierras agrícolas eran olivos, vitales para la economía familiar y símbolo de paz en medio del conflicto. Las hostilidades causaron 1,139 muertes en Israel y más de 55,000 en Gaza, junto con graves daños ambientales.

Un informe de la ONU de junio 2024 estimó que la guerra dejó más de 29 millones de toneladas de escombros, algunos contaminados con municiones sin explotar y sustancias tóxicas. Se calcula que 10,000 cuerpos yacen bajo los edificios destruidos, mientras los vertederos están saturados y las aguas residuales contaminan playas y acuíferos, provocando brotes de enfermedades como diarrea, sarna e ictericia en Gaza.

Desde el ataque de Hamás en octubre de 2023, Israel lanzó operaciones militares que se extendieron a Líbano, Irán y Yemen, incrementando emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), según un estudio publicado en mayo. Se calcula que en 15 meses, las emisiones de carbono fueron casi 1.9 millones de toneladas de CO2, equivalentes a las de 36 países. Sumando emisiones por túneles de Hamás, el “Domo de Hierro” israelí y la futura reconstrucción, la cifra supera 32 millones de toneladas, más que las emisiones anuales de 102 países.

El respaldo internacional a Israel, incluyendo Estados Unidos, se refleja en el impacto ambiental: el estudio concluye que el ejército israelí generó el 50% de las emisiones directas del conflicto, mientras que Hamás sólo el 0.2%. Aunque el estudio cubre periodos clave del conflicto y regiones vecinas, especialistas como la doctora Maritza Islas Vargas creen que el impacto real está subestimado.

“El estudio no considera gases muy contaminantes como el metano”, explicó la investigadora en un podcast.

Organizaciones internacionales acusan a Israel de genocidio y ecocidio.

Aunque el ecocidio no está aún en el derecho internacional, grupos como el Centro Al Mezan y la Liga Internacional de Mujeres por la Paz consideran que la devastación ambiental en la región cumple con la definición legal de “actos ilícitos o temerarios con probabilidad alta de causar daños graves, generalizados o duraderos al ambiente”.

La guerra y el clima

No es la primera vez que se mide el impacto ambiental de un conflicto. Un informe de la Iniciativa para Contabilizar los Gases de Efecto Invernadero de la Guerra (IGGAW) en el tercer aniversario de la invasión rusa a Ucrania calculó que la guerra generó más de 229 millones de toneladas de CO2, igual a la contaminación anual de 120 millones de autos de combustión.

Actualmente no hay un cálculo global actualizado, pero un estudio de Scientists for Global Responsibility señaló que en 2022 al menos el 5.5% de las emisiones mundiales de GEI estaban vinculadas a conflictos o fuerzas militares.

Con la escalada en Medio Oriente, SIPRI alerta que en 2024, nueve países con armas nucleares —Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, Francia, China, India, Pakistán, Corea del Norte e Israel— mantienen programas activos para modernizar y aumentar su arsenal.

Además, nuevos países comienzan a invertir en armas nucleares. SIPRI advierte sobre “una peligrosa carrera armamentística nuclear en un momento en que los acuerdos de control están debilitados”.

Las armas nucleares, con impactos ambientales devastadores por radiación, incendios y explosiones térmicas, agravan la crisis climática y desplazan esfuerzos para combatirla.

Fuente: https://www.milenio.com/internacional/guerras-de-iran-israel-y-gaza-empeoran-crisis-climatica-estudios

Haití figura entre los cinco países con mayor riesgo de inanición


 Tres millones de haitianos enfrentan una emergencia alimentaria, según reportan la FAO y el PMA. El informe también alerta sobre Bolivia y Colombia, donde la inflación, el cambio climático y la violencia amenazan la seguridad alimentaria.

La crisis en Haití sigue agravándose. Los desplazamientos forzados por el dominio de más de 180 bandas criminales, la pérdida de cultivos y la pobreza están dejando sin alimento a millones. El último informe conjunto de la FAO y el Programa Mundial de Alimentos revela que Haití está entre los cinco países con mayor riesgo de inanición, una condición severa de desnutrición donde el cuerpo consume sus propios tejidos para sobrevivir. La mitad de su población, unos 5,7 millones, sufre hambre; de ellos, cerca de 3 millones se encuentran en una fase catastrófica o de emergencia entre marzo y junio. La llegada de la temporada de huracanes podría agravar aún más la situación. “No hacer nada no es una opción”, afirma Lola Castro, directora regional del PMA.

El informe “Puntos críticos de hambre” identifica la violencia y los desastres como las causas principales de inseguridad alimentaria en Haití, que encabeza la lista por tercer año consecutivo junto a Palestina, Sudán, Sudán del Sur y Mali. En estos países, la violencia armada es un factor común. Los conflictos mundiales aumentaron un 25% en 2024 respecto a 2023, y los datos de 2025 sugieren que la violencia persistirá. Por ello, ambas agencias advierten que la crisis alimentaria podría empeorar en 13 países y territorios.

Castro expresa gran preocupación por Haití: “Desde 2018 la situación ha ido empeorando y no solo afecta a Haití, sino a toda la región”. La violencia ha provocado la migración de millones a Estados Unidos o República Dominicana, donde una parte sobreviven en agricultura y construcción, a pesar de las duras políticas migratorias.

Para combatir el hambre en Haití, Castro insiste en que se necesita paz y que cesen los conflictos. Relata que, tras visitar el país, vio cómo barrios enteros son destruidos, cultivos abandonados y personas desplazadas sin acceso a cocinas, lo que agrava la inseguridad alimentaria.

Desde junio, Haití enfrenta la temporada de huracanes en el Atlántico, con entre 13 y 19 tormentas previstas, de las cuales hasta 10 podrían convertirse en huracanes, arrasando cosechas y viviendas en un país con infraestructuras débiles.

Además, Castro denuncia la falta de fondos suficientes para mitigar la crisis, no solo por recortes de Usaid. “Buscamos al menos 46 millones de dólares para los próximos seis meses; nuestros almacenes de alimentos están a la mitad. Escuchamos el reloj correr”, advierte.

Colombia y Bolivia también en alerta por hambre

No solo Haití preocupa a la FAO y PMA. En Colombia, 7,8 millones (15% de la población) enfrentan inseguridad alimentaria aguda y necesitan ayuda urgente en 2025. A pesar del trabajo conjunto con el Gobierno, el desplazamiento sigue siendo la principal causa. En marzo de 2025, 695.000 personas fueron desplazadas por conflictos y desastres. Castro reconoce avances en los últimos tres años, pero afirma que aún persisten desafíos.

En Bolivia, la inseguridad alimentaria está relacionada con la inflación. Aunque el país produce alimentos, el costo de la canasta básica impide el acceso a muchos. Un 19% de la población, cerca de 2,2 millones, no puede alimentarse adecuadamente. La crisis climática también golpea fuerte, con incendios que arrasaron 12 millones de hectáreas de suelo productivo el año pasado. Las inundaciones recientes, declaradas emergencia nacional, son consideradas la peor crisis climática en 40 años y afectarán la producción de maíz.

Castro concluye que la combinación de violencia y cambio climático genera un impacto grave en la región. Aunque algunos agricultores siguen trabajando, la situación alimentaria es muy preocupante.

Fuente: https://elpais.com/america-futura/2025-06-16/haiti-entre-los-cinco-paises-del-mundo-con-riesgo-de-inanicion-no-hacer-nada-no-es-una-opcion.html

Los modelos meteorológicos con IA enfrentan dificultades para anticipar fenómenos


Un estudio realizado por científicos de tres universidades estadounidenses revela una limitación importante de la tecnología que está transformando la predicción del tiempo.

A comienzos de este año, el Centro Europeo de Previsiones Meteorológicas a Medio Plazo lanzó el Sistema de Predicción por Inteligencia Artificial (AIFS), el primero totalmente operativo basado en IA para el pronóstico meteorológico. Otros proyectos como GraphCast de Google, FourCast del Instituto Tecnológico de California y Pangu-Weather de Huawei buscan avanzar en esta revolución meteorológica, que, según Pedram Hassanzadeh, profesor asociado de la Universidad de Chicago, ofrece ventajas significativas al ser “modelos económicos, rápidos, precisos y que reducen el consumo eléctrico”.

Sin embargo, Hassanzadeh y su equipo, que incluye investigadores de Chicago, Nueva York y Santa Cruz, California, han identificado una limitación crucial: estos modelos no pueden predecir con exactitud eventos meteorológicos sin precedentes.

Publicado en la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias de EE.UU., el estudio señala que aunque estos sistemas hacen pronósticos a corto plazo con “gran precisión”, fallan ante fenómenos intensos que no aparecen en sus datos de entrenamiento, ya que las redes neuronales solo reconocen patrones pasados.

IA y huracanes: cuando la red neuronal no anticipa lo inesperado

Los autores explican que para probar la IA usaron datos históricos para entrenarla, pero eliminaron huracanes mayores a categoría 2. Luego simularon condiciones para un huracán categoría 5 y la red no logró predecirlo correctamente.

“Estos modelos funcionan bien para el día a día, pero ¿y si surge un fenómeno inesperado?”, cuestiona Hassanzadeh. El equipo concluye que la IA no puede anticipar eventos fuera del rango de sus datos, un problema grave con el cambio climático. “Los datos son limitados y presentan fallas. Por eso, los modelos de IA dependen de la calidad y cantidad de datos disponibles”, añade el experto.

No es un milagro tecnológico

A pesar de estas fallas, Hassanzadeh considera que los modelos meteorológicos de IA son “uno de los mayores avances en ciencia” y aún tienen “gran potencial”. El experimento confirma que “no son magia”.

Estos modelos funcionan como ChatGPT y otros sistemas de lenguaje basados en redes neuronales, que aprenden a partir de grandes volúmenes de datos y predicen patrones según instrucciones.

La diferencia clave con los modelos físicos tradicionales es que estos últimos “comprenden” la física y resuelven ecuaciones, mientras que los modelos de IA solo observan patrones y pronostican con base en experiencias previas.

“El modelo no aprendió física, solo empareja patrones. Ve una situación y predice la siguiente, en lugar de aplicar leyes físicas”, explica Dorian Abbot, geofísico y coautor.

Como solución, los investigadores proponen integrar principios matemáticos y físicos en los modelos de IA para que puedan anticipar “cisnes grises” —eventos poco comunes pero físicamente posibles— mediante el aprendizaje de la dinámica atmosférica, señala Hassanzadeh.

Abbot añade que, en teoría, la IA podría entrenarse para reconocer secuencias con base en las leyes físicas, pero desarrollar esta capacidad es un “campo de investigación activo”.

Jonathan Weare, matemático y coautor, advierte que esta investigación es una “lección” para gobiernos y agencias climáticas: “Si dependes solo de IA, podrías no evacuar porque la alerta no refleja un fenómeno grave, pero en realidad se trata de algo peor que la IA no identificó por falta de datos”.

Fuente: https://elpais.com/proyecto-tendencias/2025-06-18/los-modelos-meteorologicos-basados-en-ia-tropiezan-con-la-prediccion-de-fenomenos-ineditos.html

Brasil autoriza explotación de 19 bloques petroleros frente al delta del Amazonas


 El gobierno brasileño adjudicó esta semana a varias empresas energéticas la explotación de 19 áreas petroleras marítimas ubicadas frente al delta del Amazonas, como parte de una subasta realizada por la Agencia Nacional del Petróleo (ANP), que ofreció al mercado un total de 172 bloques. La administración de Luiz Inácio Lula da Silva celebró los resultados con entusiasmo, calificándolos como un “récord absoluto” en recaudación: se obtuvieron 989 millones de reales (cerca de 180 millones de dólares), el doble de lo anticipado, además de comprometer inversiones anuales por 1.450 millones de reales (más de 260 millones de dólares).

El comunicado oficial del Ministerio de Minas y Energía, marcado por un tono triunfalista, contrastó con las fuertes críticas de ambientalistas e indígenas, que se manifestaron frente al hotel en Río de Janeiro donde se celebró el evento, con pancartas que calificaban la jornada como la “subasta del Juicio Final”. La intención de abrir una nueva frontera petrolera en la costa norte de Brasil ha sido motivo de controversia desde hace años, pero la urgencia creció luego de que Guyana, país vecino, descubriera vastas reservas de petróleo que están transformando su economía.

Esta puja petrolera ha generado tensiones incluso dentro del propio gobierno brasileño. Mientras que Petrobras —la petrolera estatal— presiona para iniciar cuanto antes la explotación, todavía faltan autorizaciones ambientales claves. El propio presidente Lula ha criticado públicamente la demora en la entrega de esos permisos, señalando que el órgano regulador está “dando largas” al asunto.

El resultado de esta última subasta muestra que el Ejecutivo mantiene su estrategia de expansión hacia nuevas zonas de exploración, en momentos en que se proyecta el agotamiento de los campos del presal —los gigantescos yacimientos localizados a grandes profundidades en la costa sudeste del país— en los próximos años.

“Este resultado demuestra que vamos en la dirección correcta. Sostenibilidad también es desarrollo regional, combate a la desigualdad y generación de empleo”, declaró el ministro de Minas y Energía, Alexandre Silveira. En el estado amazónico de Amapá, uno de los más marginados del país, las expectativas sobre los beneficios del petróleo son altas. De los 34 bloques que recibieron propuestas, algunos también están ubicados tierra adentro, en el estado de Mato Grosso, y grupos ambientalistas advierten que podrían afectar hasta seis territorios indígenas por su cercanía.

Petrobras lidera gran parte de las concesiones adjudicadas, junto con compañías internacionales como las estadounidenses Chevron y ExxonMobil, y la china CNPC. Está previsto que los contratos definitivos se firmen en octubre, poco antes de que Brasil reciba a líderes internacionales en la Cumbre del Clima COP30, que se celebrará precisamente en la ciudad amazónica de Belém do Pará, a unos cientos de kilómetros de los nuevos bloques petroleros.

Para Greenpeace Brasil, esta decisión envía un mensaje contradictorio. “En pleno año de la COP30, es insólito que la ANP quiera perforar la costa amazónica”, criticó Mariana Andrade, portavoz del programa de Océanos. Desde su perspectiva, en vez de ampliar zonas de extracción, Brasil debería estar definiendo un rumbo claro para abandonar progresivamente los combustibles fósiles. La ONG sostiene que el argumento de que el petróleo financiará la transición energética no se sostiene en la práctica, dado que las inversiones en energías limpias siguen siendo mínimas.

Lula ha manifestado en repetidas ocasiones su intención de utilizar la COP30 como una plataforma para posicionar a Brasil como líder global en temas ambientales. De hecho, planea mostrar los avances en la reducción de la deforestación como ejemplo de compromiso climático. Esta misma semana, en la cumbre del G7 en Canadá, uno de sus principales objetivos fue asegurar la asistencia de jefes de Estado a la reunión de Belém. Sin embargo, el creciente descontento por la expansión petrolera amenaza con ensombrecer la cumbre.

Las protestas no se limitaron a Brasil. En Bonn, Alemania, donde se lleva a cabo una reunión preparatoria de la COP30, activistas desplegaron pancartas con mensajes dirigidos a Lula como: “No se lidera el clima con petróleo”. La contradicción entre el discurso ambiental del gobierno brasileño y su impulso al sector petrolero se ha vuelto cada vez más evidente ante la comunidad internacional.

Desde una perspectiva económica, el gobierno defiende que estas concesiones permitirán estimular regiones atrasadas y generar recursos para programas sociales. Sin embargo, para muchos defensores del medioambiente, esa apuesta implica un riesgo desmedido en un contexto de emergencia climática. Subrayan que el verdadero liderazgo climático se construye con medidas coherentes y con una transición energética basada en renovables, no con la expansión de la industria de los hidrocarburos en zonas ecológicamente sensibles.

A pocos meses de que Brasil sea anfitrión de la COP30, la estrategia energética del país se encuentra en el centro del debate global. La tensión entre crecimiento económico basado en combustibles fósiles y la promesa de liderar la diplomacia verde marcará el tono de una cumbre que ya se perfila como altamente conflictiva.


Fuente: https://elpais.com/america/2025-06-18/brasil-explotara-19-yacimientos-de-petroleo-frente-al-delta-el-rio-amazonas.html

Los celulares y tabletas ya tienen también su etiqueta energética


La nueva normativa, impulsada por la Unión Europea, entra en vigor el 20 de junio y busca no solo informar sobre el consumo energético, sino también sobre aspectos como la durabilidad, la resistencia física y la facilidad de reparación de los dispositivos.

Según cálculos oficiales, en 2020 los teléfonos inteligentes y tabletas consumieron 36,1 teravatios-hora de energía primaria, es decir, la energía en su forma natural antes de ser transformada. Esta cifra contempla todas las etapas de vida útil del aparato, incluyendo fabricación, uso y reciclaje, y representa el 85% del consumo energético anual de un país como Portugal.

De no intervenir, se estima que el consumo aumentaría hasta 36,5 teravatios-hora en 2030. Para evitarlo, la UE ha aprobado una regulación orientada a la economía circular, que impulsa la creación de dispositivos más duraderos y fáciles de reparar. Con esta medida se espera reducir el consumo a 23,3 teravatios-hora, lo que implicaría un ahorro del 35%.

A partir del 20 de junio, al comprar un móvil o tableta, los consumidores verán una etiqueta parecida a la de los electrodomésticos. Esta incluirá información sobre consumo energético y otros aspectos técnicos del producto. ¿Qué elementos figuran en esta nueva etiqueta?

Autonomía real de la batería

En la parte superior se ubica un código QR que dirige a la ficha técnica del equipo en el Registro Europeo de Productos para el Etiquetado Energético (EPREL), además de la marca y modelo. Justo debajo aparece la eficiencia energética del dispositivo, medida con una escala de la A a la G, siendo A la más eficiente. También se indica la autonomía de batería en horas y minutos, medida en condiciones estándar de brillo, volumen y conectividad.

Caídas y reparaciones

En la parte inferior de la etiqueta se muestran cuatro indicadores más. La resistencia a caídas mide la durabilidad del dispositivo; según la normativa, los teléfonos deben soportar al menos 45 caídas sin protección. Este dato se califica de la A a la E, siendo A la mayor resistencia. El índice de reparabilidad, señalado con una herramienta, valora la facilidad de desmontaje, sustitución de piezas y acceso a información técnica. Los fabricantes deben garantizar repuestos y soporte técnico durante 10 años desde el fin de producción.

Otro ítem informa sobre la vida útil de la batería, expresada en ciclos de carga. Se exige que mantenga al menos el 80% de su capacidad inicial tras 800 ciclos. Por último, se incluye el nivel de resistencia al agua y al polvo, siguiendo la escala IP. Para móviles, el mínimo exigido es IP44, que garantiza protección frente a salpicaduras y partículas sólidas de más de 1 mm. En el caso de tabletas, el mínimo requerido es IP40.

El número de regulación aparece en el borde inferior derecho de la etiqueta y corresponde al código de registro del producto dentro de la base de datos oficial EPREL.

Fuente: https://elpais.com/tecnologia/2025-06-20/los-moviles-y-tabletas-ya-tienen-tambien-su-etiqueta-energetica-esto-es-lo-que-debes-saber.html

Una bacteria convierte residuos plásticos en paracetamol


Por primera vez, un estudio ha logrado que microorganismos vivos fabriquen medicamentos a partir de residuos plásticos, digiriéndolos y fermentándolos como si fueran ingredientes para cerveza.

Una bacteria se alimenta de una botella de plástico y, dentro de su sistema, transforma los residuos mediante fermentación hasta convertirlos en paracetamol. Así lo describe una investigación publicada esta semana en Nature, donde científicos han utilizado herramientas de la química tradicional de una forma completamente novedosa. “Usamos microbios vivos para realizar complejas reacciones químicas, lo que podría abrir nuevas formas sostenibles y ecológicas de producir medicamentos a partir de basura”, explicó Stephen Wallace, autor del estudio.

Wallace y su equipo de la Universidad de Edimburgo (Reino Unido) lograron inducir de forma natural, dentro de una Escherichia coli, un proceso químico que hasta ahora solo se había replicado en condiciones de laboratorio: transformar derivados de ácidos en compuestos clave para crear fármacos, como el paracetamol, mediante el llamado reordenamiento de Lossen. Lograron esto sin emplear catalizadores artificiales, usando únicamente a las propias bacterias vivas.

“El hallazgo no fue enseñarles algo nuevo, sino descubrir que ya tenían lo necesario. Solo hacía falta guiarlas”, explicó Wallace. En su interior, las bacterias contienen fosfato, que activa la reacción química deseada. Con ayuda de la biología sintética, los científicos diseñaron rutas metabólicas que redirigen la actividad química natural de la célula hacia la producción de medicamentos. En otras palabras, no forzaron a la bacteria, sino que le dieron el plano adecuado y dejaron que siguiera su propio camino bioquímico.

El plástico entra en acción desde el inicio: el PET, habitual en botellas, se descompone en uno de sus componentes básicos, que luego se convierte en la molécula desencadenante de la reacción dentro de las bacterias. A partir de ahí, los microorganismos completan la cadena de reacciones hasta generar el ingrediente principal del paracetamol y luego el fármaco en sí. Wallace señala: “Todo indica que muchas bacterias podrían llevar a cabo estas transformaciones. Esto nos obliga a repensar cómo los microbios pueden ser usados como pequeñas fábricas químicas”.

Fábricas sin huella de carbono

Estas microfábricas trabajan a temperatura ambiente y sin emitir dióxido de carbono, lo que supone una gran diferencia frente al método convencional de producción de paracetamol. “Pocas personas saben que este medicamento proviene del petróleo”, comenta Wallace. “Lo interesante de nuestro enfoque es que ofrece una forma más verde y sostenible de fabricarlo, reemplazando los combustibles fósiles por fermentación bacteriana”.

Aunque todavía está en fase experimental, este descubrimiento podría marcar el inicio de un modelo de fabricación más ecológico, útil tanto en la industria farmacéutica como en el reciclaje de plásticos. “Los residuos son carbono, y las bacterias adoran el carbono. En vez de quemar estos residuos o enterrarlos, podemos aprovecharlos”, añade Wallace.

Hasta el momento, solo han producido pequeñas cantidades de paracetamol, pero el objetivo es escalar el proceso. A largo plazo, deberán realizar pruebas más complejas: “Las pruebas en humanos son otra etapa, y con toda razón. Los medicamentos comerciales deben pasar por evaluaciones estrictas y regulaciones sanitarias”, explica. Aunque falta camino por recorrer, los científicos creen que este avance representa un punto de partida prometedor hacia una medicina más limpia y circular.

Fuente: https://elpais.com/salud-y-bienestar/2025-06-23/una-bacteria-convierte-plasticos-en-paracetamol.html

lunes, 16 de junio de 2025

Este es el electrodoméstico más contaminante, según un estudio científico.

Investigadores de la Universidad de Manchester analizaron su huella ambiental. Descubrieron que este aparato consume cerca de 9,4 teravatios-hora (TWh) de electricidad al año en toda la Unión Europea.

En muchas cocinas hay aparatos que usamos todos los días para hacer más fácil la rutina. Pero uno de ellos, muy común, es también uno de los que más contamina el planeta, según la ciencia.

Hablamos del microondas. Este electrodoméstico, usado por su rapidez y eficiencia, también tiene un impacto ambiental considerable que no siempre se tiene en cuenta.

Por qué el microondas contamina más de lo que pensamos

El estudio de la Universidad de Manchester, titulado "Los microondas podrían ser tan perjudiciales como millones de autos", analizó su impacto en todas las etapas: desde su producción hasta su desecho final.

Los científicos evaluaron 12 factores, como el calentamiento global, la pérdida de recursos naturales y la toxicidad ambiental. Según los resultados, los microondas generan 7,7 millones de toneladas de CO al año en Europa, el equivalente a lo que emiten 6,8 millones de coches.

También se identificó que los mayores daños ocurren en tres fases: los materiales usados en su fabricación, el proceso industrial y el manejo de residuos. Solo la producción representa más del 20% del impacto ambiental total.

Además, estos aparatos consumen 9,4 TWh de energía al año en Europa, lo mismo que producirían tres plantas eléctricas a gas en ese tiempo.

La necesidad de un uso más responsable

Por eso, los expertos recomiendan concientizar a los consumidores y fomentar un uso más eficiente de los electrodomésticos, especialmente del microondas.

Cuidado: estos alimentos no deberían ir al microondas

El sitio especializado SuMedico.com advierte sobre ciertos alimentos que no deben calentarse en este aparato:

  • Huevos: podrían explotar por la acumulación de vapor interno.
  • Uvas: también podrían reventar por el calor intenso.
  • Verduras de hoja verde: al calentarse sin agua, pueden generar chispas y compuestos tóxicos.
  • Bolsas térmicas de semillas: riesgo de incendio por sobrecalentamiento.
  • Salsas de tomate: pueden explotar, ensuciar el microondas o dañarlo.


Fuente: https://www.clarin.com/internacional/electrodomestico-contamina-medioambiente-ciencia_0_lOrt20MQEG.html