jueves, 6 de marzo de 2025

Europa alerta: se necesita más esfuerzo para cumplir los objetivos de contaminación cero para 2030


La Comisión Europea advierte que, a menos de cinco años del primer hito hacia la contaminación cero, aún queda mucho por hacer para reducir drásticamente las muertes prematuras por aire contaminado y el impacto del ruido crónico, especialmente en las grandes ciudades. Un informe reciente subraya la urgencia de aplicar las leyes medioambientales de forma efectiva.

Reducir la contaminación no es solo un objetivo ambiental: significa salvar vidas, minimizar las enfermedades derivadas del ruido constante y mitigar los daños causados por pesticidas y otros agentes tóxicos que también afectan a la salud humana. Europa se ha planteado alcanzar en 2050 un nivel de contaminación que no perjudique ni a las personas ni a los ecosistemas. Sin embargo, según el informe publicado este lunes por la Comisión Europea, cumplir con los objetivos intermedios fijados para 2030 parece cada vez más incierto.

Este es el segundo Informe sobre el seguimiento y las perspectivas en relación con la contaminación cero desde que se establecieron las metas en 2021. Aunque se reconocen ciertos progresos desde el primer análisis en 2022, las conclusiones son claras: el ritmo actual no es suficiente. La Comisión y la Agencia Europea de Medio Ambiente enfatizan que, para alcanzar los compromisos de 2030, es imprescindible reforzar la aplicación de las normativas europeas. El informe llega en un contexto complicado, donde algunos países y sectores empresariales presionan a Bruselas para suavizar las políticas ambientales, alegando motivos de competitividad y simplificación administrativa.

“Tenemos razones sociales, medioambientales y económicas para avanzar hacia la contaminación cero en 2050, que está a solo una generación de distancia, así que debemos acelerar el paso”, instó la comisaria de Medio Ambiente, Resiliencia Hídrica y Economía Circular Competitiva, Jessika Roswall, durante la presentación.

El plan de acción lanzado en 2021 incluye una serie de objetivos para 2030, como reducir en un 55% las muertes prematuras por contaminación atmosférica y disminuir en un 30% el número de personas afectadas de forma crónica por el ruido del transporte. Pero los avances son desiguales. Mientras que la reducción de la polución del aire, con una caída del 45% respecto a los niveles de 2005, avanza “en la dirección correcta”, las cifras siguen siendo alarmantes. El número de muertes vinculadas al aire contaminado sigue siendo “demasiado elevado”.

En cambio, los esfuerzos para disminuir la contaminación acústica resultan claramente insuficientes, sobre todo en las zonas urbanas. Según el informe, este objetivo está “fuera de ruta”, lo que significa que difícilmente se logrará a tiempo. De hecho, lejos de mejorar, los datos muestran retrocesos: en lugar de avanzar hacia la meta de reducir el ruido un 30%, la situación ha empeorado un 2% respecto a 2017, el año de referencia.

El plan también contempla recortar a la mitad los residuos plásticos en el mar y reducir en un 30% los microplásticos liberados en el medio ambiente. Además, busca mejorar la calidad del suelo disminuyendo un 50% las pérdidas de nutrientes y el uso de plaguicidas químicos. Otro objetivo clave es reducir en un 25% las áreas naturales de la UE donde la contaminación atmosférica amenaza la biodiversidad, junto con un recorte significativo en la generación total de residuos y una reducción del 50% de los residuos municipales no reciclados.

Metas rezagadas

El informe deja claro que muchos de estos objetivos están retrasados y que, a este ritmo, no se cumplirán para 2030. Bruselas subraya la necesidad de redoblar esfuerzos, especialmente para frenar el ruido crónico del transporte y combatir la contaminación por microplásticos. En este último punto, los datos son desalentadores: en lugar de acercarse al recorte del 30% proyectado, la cantidad de microplásticos liberados en el medio ambiente ha aumentado entre un 7% y un 9% desde 2016.

Aunque las políticas europeas han ayudado a disminuir la contaminación del aire, el uso de pesticidas y la presencia de plásticos en el mar, las cifras siguen siendo preocupantes. Persisten niveles excesivos de ruido, contaminación por microplásticos, exceso de nutrientes en el suelo y una producción de residuos que pone en duda el cumplimiento de las metas para finales de la década, según reconoce la Comisión Europea.

Por ello, los expertos insisten en que la clave para alcanzar los objetivos de contaminación cero en 2030 es garantizar la plena implementación de las normativas ambientales. Este desafío no puede recaer solo en las instituciones europeas: requiere un esfuerzo conjunto y sostenido por parte de todos los sectores económicos y sociales, tanto a nivel comunitario como en los Estados miembros.

La Comisión también advierte que la contaminación no es solo un problema medioambiental, sino un asunto social. Las comunidades más vulnerables —incluidos los niños, los ancianos y los grupos con menos recursos— son quienes más sufren las consecuencias de un entorno contaminado. De ahí que reducir la polución debería ser, además, un pilar fundamental de las políticas de salud pública en toda Europa.

El informe concluye con un llamado urgente a la acción: las decisiones que se tomen hoy determinarán si la UE puede acercarse a sus objetivos de 2030 y, en última instancia, alcanzar una contaminación cero para 2050. El tiempo corre y las acciones inmediatas serán decisivas para proteger tanto la salud humana como el equilibrio de los ecosistemas.

Fuente: https://elpais.com/clima-y-medio-ambiente/2025-03-03/bruselas-advierte-de-que-hay-que-hacer-mucho-mas-para-llegar-a-los-primeros-objetivos-de-contaminacion-cero-en-2030.html


 

Información clave para combatir el calentamiento global





 

Anticipar posibles escenarios futuros ante ciertas condiciones es un recurso esencial para una planificación urbana eficaz, libre de la presión de las emergencias.

¿Cuántas ciudades costeras en el mundo están evaluando hoy el impacto potencial del aumento del nivel del mar debido al cambio climático? Países como China, Pakistán y Bangladesh ya están actuando: los chinos impulsan las llamadas “ciudades esponja”, los pakistaníes construyen viviendas sobre plataformas elevadas, y los bangladesíes planifican refugios y nuevos centros urbanos para reubicar a sus ciudadanos más vulnerables, combinando seguridad y oportunidades laborales.

El cambio climático obliga a replantear el desarrollo de las zonas costeras. Contar con información anticipada sobre posibles riesgos se convierte, así, en una herramienta fundamental para evitar decisiones precipitadas. Basta preguntar a propietarios de infraestructura turística en el litoral central si habrían cambiado algo si, hace 30 o 50 años, hubiesen sabido el nivel de erosión que sufrirían sus playas. Quizás habrían invertido igual, pero con medidas preventivas o construcciones más resistentes.

En el Gran Concepción, el City Lab Biobío —en colaboración con el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT)— está usando la ciencia de datos para abrir ventanas al futuro. Recientemente, publicaron un estudio basado en las proyecciones de Climate Central, que estiman que el nivel del mar podría subir entre 48 y 73 centímetros para 2100, según el incremento de la temperatura global. Este análisis cruzó esa información con datos locales sobre infraestructura, equipamiento y población en las zonas costeras del Gran Concepción, revelando qué podría ocurrir si se cumplen los escenarios más pesimistas y no se adoptan medidas preventivas.

Desde Talcahuano y Tomé, en el Pacífico, hasta las costas del Índico, el cambio climático nos conecta como habitantes de un mismo planeta, y las soluciones aplicadas en una región pueden servir de modelo o inspiración para otras, siempre adaptándose a las particularidades geográficas y urbanas de cada lugar.

El estudio del City Lab Biobío proyecta las posibles consecuencias para infraestructuras específicas dentro de 75 años, lo que representa una amenaza a largo plazo. Sin embargo, un riesgo adicional es considerar esa fecha demasiado lejana, lo que podría desincentivar la acción inmediata. Por ello, el momento para que autoridades, empresas y comunidades trabajen juntas en proteger las zonas expuestas y fortalecer el desarrollo urbano es ahora.

En este sentido, el Gobierno Regional del Biobío, junto con la Cámara Chilena de la Construcción de Concepción y la Corporación Ciudades, han demostrado visión al respaldar este laboratorio de ciencias urbanas. Gracias a esta iniciativa, es posible dimensionar los desafíos y diseñar respuestas concretas basadas en datos. Contar con información precisa y adelantada es el primer paso para convertir las amenazas climáticas en oportunidades de adaptación y resiliencia.

Otras ciudades también enfrentan esta realidad con medidas preventivas. En EE. UU., por ejemplo, Manhattan refuerza sus rompeolas, Miami eleva carreteras, Virginia instala bombas de agua y Florida moderniza su sistema de alcantarillado. Estas soluciones incluyen infraestructura resistente, planes territoriales fundamentados en proyecciones climáticas y zonas de mitigación, configurando un conjunto de estrategias probadas que deberíamos considerar para afrontar un problema que trasciende lo local.

Para el Gran Concepción, mitigar los efectos del cambio climático dependerá del compromiso colectivo de quienes influyen en el territorio. Esta ciudad tiene el potencial de liderar el uso de la ciencia y la tecnología en la toma de decisiones urbanas estratégicas. El calentamiento global ya está transformando hábitos y planificaciones en distintas partes del mundo, y el camino hacia un futuro más seguro comienza con información, colaboración y acción inmediata.

Fuente: https://elpais.com/chile/2025-03-04/datos-para-enfrentar-el-calentamiento-global.html

20 empresas generan más del 40% del CO₂ del sector fósil global


 Un grupo de 20 compañías dedicadas a la producción de petróleo, gas, carbón y cemento fueron responsables en 2023 del 40,8% de las emisiones globales de dióxido de carbono (CO) del sector fósil, liberando 17,5 gigatoneladas de este gas. De ellas, 16 son de propiedad estatal. Destacan especialmente las empresas chinas, en su mayoría públicas, que por sí solas emitieron el 23% del total.

Estas cifras provienen de un informe del centro británico InfluenceMap, basado en su base de datos Carbon Majors, que monitorea el impacto climático de los principales productores de combustibles fósiles y cemento. El análisis abarca 169 empresas activas en 2023, el último año con datos completos. A pesar de la creciente gravedad de la crisis climática, las emisiones de estas compañías aumentaron un 0,7% respecto a 2022.

La mayor emisora fue Saudi Aramco, la petrolera estatal de Arabia Saudí. Le siguen Coal India, CHN Energy, National Iranian Oil Co, Jinneng Group y Gazprom, todas controladas por gobiernos y responsables de casi el 20% del CO del sector fósil. Este sector es la principal fuente de gases de efecto invernadero, motores del calentamiento global que provoca temperaturas récord y fenómenos climáticos extremos, según la ciencia.

El dominio de las empresas públicas es evidente. Para encontrar a la primera firma privada hay que bajar hasta el puesto 14, ocupado por ExxonMobil. Otras compañías de capital inversor que destacan son Chevron, Shell, TotalEnergies y BP, que juntas sumaron el 4,9% de las emisiones globales de CO en 2023. La española Repsol, con el 0,2%, se situó en el puesto 89.

Emmett Connaire, analista de InfluenceMap y coautor del informe, advirtió que “a pesar de los compromisos climáticos globales, un reducido grupo de las mayores productoras de combustibles fósiles sigue incrementando su producción y sus emisiones”. Subrayó el "impacto desproporcionado" que estas empresas ejercen sobre la crisis climática y señaló que algunas ya enfrentan acciones legales en EE. UU.

El informe Carbon Majors está siendo utilizado por activistas y abogados para evaluar la responsabilidad corporativa bajo las nuevas leyes climáticas de estados como Nueva York y Vermont. Además, investigadores han usado estos datos para estudiar cómo las empresas fósiles contribuyen a las olas de calor extremas y respaldar demandas como la que el grupo legal ClientEarth presentó contra BlackRock, el gigante de las inversiones.

Para medir la huella de carbono de cada empresa, los investigadores consideran dos tipos de emisiones. La más significativa —en el caso del petróleo, gas y carbón— es la derivada del “uso de productos vendidos”, es decir, el CO liberado cuando se queman combustibles fósiles para generar energía. A estas se suman las emisiones directas y operativas relacionadas con sus procesos productivos.

En cuanto a las fuentes de contaminación, el carbón fue el mayor contribuyente en 2023, con un 41,1% de las emisiones globales. Sin embargo, preocupa especialmente el sector del cemento, cuyas emisiones crecieron un 6,5% respecto al año anterior. “Esto resalta la urgente necesidad de descarbonizar la industria global”, advierten los autores del informe publicado este miércoles.

Responsabilidades históricas

Un valor clave de la base de datos Carbon Majors —activa desde 2013 y enriquecida con información desde 1854— es que rastrea no solo las emisiones actuales, sino también las históricas. El informe concluye que más de un tercio del CO emitido desde la Revolución Industrial proviene de solo 26 grandes productores industriales.

Fuente: https://elpais.com/clima-y-medio-ambiente/2025-03-05/20-empresas-emiten-ellas-solas-mas-del-40-de-todo-el-co-que-expulsa-el-sector-fosil-mundial.html

Pastizales: un ecosistema global tan común como impredecible


Praderas, sabanas, estepas y pampas se extienden por todos los continentes, excepto la Antártida, aunque su distribución es mucho menos predecible de lo que parece.

Quizá no hayas reparado en la cantidad de nombres que reciben los pastizales según la región. En el Medio Oeste de EE. UU., se conocen como praderas; en Sudamérica, como pampas; en Eurasia central, como estepas; y en África, como sabanas. A pesar de sus distintos nombres, comparten una característica clave: las gramíneas como vegetación dominante.

Estos ecosistemas florecen en zonas donde las precipitaciones son insuficientes para formar bosques, pero lo bastante regulares para evitar la desertificación. Por eso, suelen ubicarse entre bosques y desiertos.

Dependiendo de cómo se definan, los pastizales cubren entre el 20 % y el 40 % de la superficie terrestre. Son llanos, abiertos y, debido a su amplia distribución, están expuestos a numerosas amenazas: la agricultura, el pastoreo excesivo, las especies invasoras, la caza furtiva y el cambio climático.

Curiosamente, también podrían desempeñar un papel importante en la lucha contra el calentamiento global. Un estudio sugiere que las praderas de California podrían almacenar más carbono que los bosques, al ser menos vulnerables a incendios y sequías. No obstante, menos del 10 % de los pastizales del planeta están protegidos.

Tipos de pastizales

Existen dos categorías principales: tropicales y templados.

  • Pastizales templados: Incluyen las praderas de Norteamérica, las estepas euroasiáticas y las pampas argentinas.
  • Pastizales tropicales: Se encuentran en las cálidas sabanas del África subsahariana y el norte de Australia.

El clima varía considerablemente. Las lluvias oscilan entre 25 y 100 centímetros anuales, y las temperaturas pueden caer bajo cero en los pastizales templados o superar los 32 °C en los tropicales.

La altura de las gramíneas depende de las precipitaciones: algunas apenas alcanzan 30 cm, mientras que otras superan los dos metros. Bajo la superficie, sus raíces se hunden entre 90 y 180 cm, ayudando a retener nutrientes y a fortalecer el suelo. Esta fertilidad convierte a los pastizales en tierras agrícolas atractivas, lo que ha provocado la transformación de grandes extensiones de praderas norteamericanas en cultivos, poniendo en riesgo la biodiversidad local y las fuentes de agua potable.

Flora y fauna de las praderas

Sin importar el nombre que reciban, los pastizales albergan una increíble diversidad de vida.

  • En las sabanas africanas: Conviven cebras, ñus, gacelas y jirafas.
  • En las praderas templadas: Habitan perritos de la pradera, tejones, coyotes, zorros rápidos y numerosas aves.

Un solo pastizal puede sustentar hasta 25 especies de grandes herbívoros, cada uno adaptado a un tipo particular de gramínea.

Algunas plantas comunes son la hierba de avena roja y el pasto de rodas en las sabanas, y la hierba de aguja púrpura y la galleta (Hilaria rigida) en las regiones templadas. En temporada de lluvias, los pastizales florecen con especies como la milenrama, el hisopo y el algodoncillo.

Las plantas de las praderas están diseñadas para sobrevivir a las condiciones extremas de sequía, incendios y pastoreo.

El papel del fuego

El fuego —tanto natural como provocado— es esencial para el equilibrio de los pastizales.

En el Medio Oeste de EE. UU., los nativos americanos usaban incendios controlados para preservar las praderas y atraer a especies cinegéticas como el bisonte. El fuego elimina árboles y arbustos vulnerables a las llamas, evitando que invadan las praderas, mientras estimula la floración de plantas que alimentan a los polinizadores.

Así, aunque los pastizales pueden parecer simples extensiones de hierba, son ecosistemas dinámicos, vitales para la biodiversidad y con un papel clave en la salud climática del planeta.


Fuente: https://www.nationalgeographic.es/medio-ambiente/pastizales-praderas-pasto-y-vegetacion

 

El iceberg más grande del mundo amenaza un santuario clave para los pingüinos


 El 'megaberg' A23a, con un tamaño similar a seis veces Madrid y un peso de un billón de toneladas, avanza hacia Georgia del Sur, una isla crucial para la vida silvestre.

Este coloso de hielo ha estado atrapado en el lecho marino durante casi 40 años, pero ahora se ha puesto en movimiento, desplazándose a menos de dos kilómetros por hora. Aunque su avance es lento, los expertos temen que impacte negativamente en el ecosistema de la isla.

¿Cómo se desprendió el A23a? ¿Qué consecuencias podría tener para las focas y pingüinos de la zona? ¿Hay relación con el cambio climático? Esto es lo que sabemos.

El origen del A23a
El iceberg A23a, identificado según su ubicación en el cuadrante antártico, se desprendió en 1986 de la plataforma de hielo Filchner, un proceso natural conocido como "desprendimiento de icebergs". Lo que lo hace único es su tamaño descomunal: más de 3600 kilómetros cuadrados, comparable a la suma de Nueva York, Los Ángeles y Houston.

Su quilla era tan profunda que quedó encallado en la plataforma continental, permaneciendo inmóvil hasta 2020. Andrew Meijers, del British Antarctic Survey, explica que el hielo se fue derritiendo gradualmente hasta liberarse.

En abril de 2024, el A23a volvió a atascarse brevemente por un fenómeno llamado columna Taylor, donde las corrientes oceánicas giran alrededor de montes submarinos. Finalmente, en diciembre, quedó libre y ahora se mueve con la poderosa corriente circumpolar antártica.

Según Meijers, su trayectoria apunta directamente hacia Georgia del Sur, hogar de pingüinos papúa, focas peleteras y albatros.

El peligro para la fauna de Georgia del Sur
Si el iceberg encalla cerca de la isla, podría bloquear las rutas de alimentación y cría de muchas especies, forzando a los adultos a recorrer mayores distancias y gastar más energía, lo que pone en riesgo la supervivencia de sus crías.

El momento es clave. "En octubre, los pingüinos eligen sus nidos", dice Maria Vernet, del Instituto Scripps de Oceanografía. Un iceberg gigante puede ser devastador si bloquea las rutas cuando los polluelos dependen de sus padres.

En febrero, sin embargo, la mayoría de los polluelos ya habrán abandonado el nido y podrán buscar alimento por sí mismos, reduciendo el peligro inmediato.

El impacto no termina ahí. Un caso similar ocurrió en 2000 cuando el iceberg B15, al desprenderse de la plataforma de Ross, bloqueó la luz solar, frenando el crecimiento del fitoplancton, base de la red alimentaria marina.

Por otro lado, el deshielo del A23a podría liberar hierro y otros nutrientes en el agua, favoreciendo la proliferación de plancton, atrayendo krill y, en consecuencia, a depredadores como pingüinos y focas.

"Los icebergs a la deriva crean pequeños ecosistemas", señala Vernet. Si el krill se acerca a las colonias, podría incluso beneficiar a algunas especies.

Un destino incierto
El futuro del A23a sigue siendo difícil de predecir. Las corrientes oceánicas están llenas de remolinos complejos, explica Martin Siegert, de la Universidad de Exeter, lo que complica determinar el rumbo exacto del iceberg.

El A23a sigue el camino de otros icebergs: el A38 encalló cerca de Georgia del Sur en 2004 con consecuencias desastrosas para la fauna; el A68, en cambio, se derritió antes de llegar a la isla en 2020; y el A76 se rompió en pedazos en 2023.

Si el A23a se fragmenta, los trozos más pequeños podrían convertirse en un peligro para la navegación, especialmente en el tormentoso Océano Austral. "Seguir un iceberg gigante es fácil, pero vigilar fragmentos más pequeños es un desafío", advierte Siegert.

¿Es culpa del cambio climático?
A pesar del impacto potencial del A23a, los científicos aclaran que no es necesariamente un producto directo del cambio climático. "El desprendimiento de icebergs es natural", dice Siegert.

Sin embargo, subraya que la Antártida pierde masa cada vez más rápido debido a las emisiones de carbono. Andrew Meijers añade que las capas de hielo de la Antártida y Groenlandia están desapareciendo seis veces más rápido que hace tres décadas.

El deshielo no solo eleva el nivel del mar —que ya tiene dos metros asegurados, según Meijers— sino que también afecta la capacidad del Océano Austral para regular el clima global al absorber calor y carbono.

¿Qué pasará ahora?
El destino del A23a sigue siendo incierto, pero su llegada a Georgia del Sur alterará, para bien o para mal, el frágil equilibrio del ecosistema.

"Definitivamente va a cambiar las cosas", concluye Vernet. Siegert, más pragmático, añade: "Desde un punto de vista científico, es un fenómeno fascinante".


Fuente: https://www.nationalgeographic.es/medio-ambiente/2025/01/megaberg-a23a-iceberg-mas-grande-mundo-amenaza-santuario-vital-pinguinos

La contaminación del aire también es un riesgo en interiores: claves para reducir sus efectos


Aunque solemos vincular la contaminación atmosférica con el exterior —gases de escape, humo industrial o incendios forestales—, el aire dentro de casa puede ser aún más dañino, especialmente en invierno. Pasamos alrededor del 70% del tiempo en interiores —más si trabajas desde casa—, lo que hace que estas toxinas afecten seriamente a la salud.

A diferencia de la contaminación exterior, regulada por ley, no hay normas específicas para medir la calidad del aire doméstico. Sin embargo, la exposición a contaminantes invernales en interiores puede desencadenar problemas respiratorios, cardiovasculares, inflamación crónica e incluso cáncer. Según Nicholas Nassikas, neumólogo del Centro Médico Beth Israel Deaconess de Boston, algunas investigaciones los vinculan también con muertes prematuras. Nassikas, coautor de un informe sobre la contaminación en interiores publicado por la Sociedad Torácica Americana en 2024, advierte que estas toxinas no solo afectan la salud personal, sino también el medioambiente.

Los contaminantes domésticos incluyen aerosoles químicos, metales y partículas que entran al torrente sanguíneo a través de los pulmones. Algunas fuentes son habituales en los meses fríos: estufas de leña, chimeneas, velas y la propia cocina.

Además de las estufas de gas y leña, los humidificadores ultrasónicos resultan ser un peligro menos conocido. Estos aparatos, que utilizan vibraciones de alta frecuencia para liberar vapor frío, a veces dispersan metales pesados tóxicos que permanecen en el aire.

Riesgos de los humidificadores ultrasónicos

El peligro depende del uso y, sobre todo, del tipo de agua que viertas en el depósito. Aunque se recomienda agua destilada, muchos usan agua del grifo, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU.

Estudios liderados por Andrea Dietrich, experta en ingeniería ambiental de Virginia Tech, revelan que el agua del grifo puede liberar neurotoxinas como arsénico y plomo. Aunque estas sustancias son seguras al beberlas en pequeñas cantidades, inhalarlas es más riesgoso.

"Si comparas la exposición al beber agua o al respirar el aire de un humidificador durante ocho horas, la inhalación es más tóxica", explica Dietrich.

Incluso minerales saludables como el calcio o el magnesio pueden bloquear las vías respiratorias cuando se inhalan, ya que los pulmones no están diseñados para filtrarlos.

La mayoría de las partículas de estos aparatos se concentran cerca de ellos, pero algunas circulan por la habitación, afectando a quienes duermen cerca. Los niños, que respiran más aire proporcionalmente que los adultos, son especialmente vulnerables. Un estudio de Dietrich mostró que el uso habitual de humidificadores en habitaciones pequeñas y poco ventiladas puede elevar los niveles de manganeso en los pulmones y cerebros infantiles.

El impacto de la combustión en interiores

Quemar leña, gas, carbón o velas también genera contaminantes invernales graves.

La combustión produce óxido nítrico y compuestos orgánicos volátiles, irritantes para los ojos, nariz y garganta. En casos extremos, pueden dañar el sistema nervioso central. Además, libera partículas PM2,5 —con un diámetro inferior a 2,5 micrómetros— que, al ingresar al torrente sanguíneo o los pulmones, agravan enfermedades respiratorias, cardíacas y aumentan las complicaciones por virus.

Aproximadamente el 50% de las PM2,5 en un hogar proceden del exterior, mientras que el otro 50% se origina internamente.

Las estufas de leña y chimeneas son las principales fuentes de contaminación doméstica, aunque las chimeneas de gas también emiten partículas, aunque en menor medida.

A pesar de que los sistemas de combustión suelen ventilarse al exterior, algunas partículas quedan atrapadas en la casa. En viviendas antiguas, donde el aire circula a través de grietas y ventanas, parte de los contaminantes expulsados pueden reingresar.

Incluso las velas agravan la contaminación. Un estudio danés reveló que el uso intensivo de velas generaba el 60% de las partículas del aire en esas casas.

La cocina es otra fuente importante de contaminación.

Las cocinas de gas emiten dióxido de nitrógeno y formaldehído, dañando las vías respiratorias. En EE. UU., el 13% de los casos de asma infantil están asociados a las cocinas de gas, llegando hasta el 20% en estados como California.

Sin embargo, las estufas eléctricas no están libres de riesgos. Si al encenderlas percibes olor a quemado, es señal de que residuos de alimentos o grasas se aerosolizan, liberando partículas al aire.

Además, los métodos de cocción importan. Freír produce más PM2,5, pero incluso hornear libera contaminantes.

"Una lasaña, por ejemplo, desprende partículas durante la cocción, y no se quedan confinadas dentro del horno", señala William Nazaroff, experto en ingeniería ambiental de la Universidad de California, Berkeley.

Un estudio en Building and Environment encontró que estas partículas pueden permanecer hasta 10 horas en la cocina y el salón tras cocinar.

Cómo reducir la contaminación del aire interior

Aunque el aire exterior es difícil de controlar, hay formas prácticas de minimizar la contaminación en casa:

  • Ventilación: Usa la campana extractora al cocinar y, si es posible, abre una ventana cercana.
  • Uso adecuado del humidificador: Opta por agua destilada o de ósmosis inversa, o cámbialo por un humidificador térmico. Nunca lo limpies con productos químicos; solo agua y secado al aire.
  • Mantenimiento de combustión: Revisa regularmente estufas, chimeneas y sistemas de ventilación según las instrucciones del fabricante.
  • Purificadores de aire: Colócalos cerca de las principales fuentes de contaminación, como la cocina, para reducir las PM2,5.
  • Prevención: Sustituye aparatos de gas o leña por opciones eléctricas cuando sea posible.

William Nazaroff incluso recomienda fabricar una caja Corsi-Rosenthal casera, con un ventilador y filtros MERV 13, para mejorar la calidad del aire.

Finalmente, limitar las fuentes de toxinas es clave. "Aunque ya no usamos chimeneas ni humidificadores ultrasónicos, cuando cocino, siempre uso la campana extractora", dice Nazaroff.

Con pequeños ajustes, puedes reducir significativamente la exposición a contaminantes interiores y crear un ambiente más seguro para ti y tu familia.

Fuente: https://www.nationalgeographic.es/medio-ambiente/2025/02/contaminacion-atmosferica-interiores-como-minimizar-riesgos

La nieve plantea un desafío creciente en los Grandes Lagos de EE. UU.


 Las intensas tormentas de nieve del lago Erie amenazan con paralizar a sus comunidades, y la situación podría agravarse.

Jim Timonere lleva semanas observando el lago Erie, esperando que se congele, anhelando un respiro del invierno.

Ha sido una temporada dura para las poblaciones del sureste y este del lago, que abarca Ohio, Pensilvania y Nueva York.

El último fin de semana de Acción de Gracias, una tormenta “histórica” dejó casi dos metros de nieve, alterando la vida en cientos de kilómetros.

“Cuando me levanté a las tres de la mañana, no parecía tan grave”, recuerda Timonere.
“Dos horas después, miré afuera y pensé: ‘Dios mío’. La nieve cayó a un ritmo alarmante”.

Más de una docena de tejados colapsaron en Ashtabula, incluido el del instituto local, obligando a cientos de estudiantes a recibir clases online durante un mes.

“Estamos acostumbrados a 20 centímetros de nieve. Eso lo manejamos”, explica Timonere, administrador de una ciudad de casi 18 000 habitantes.
“Pero cuando hablas de varios pies de nieve cayendo a razón de cinco a siete centímetros por hora, nadie puede con eso”.

El lago Erie, el más pequeño y al sur de los Grandes Lagos, está generando condiciones peligrosas para millones, desde Cleveland hasta Buffalo.

Aunque la nieve ha sido escasa en gran parte del Medio Oeste este invierno, las áreas a sotavento de los Grandes Lagos viven lo contrario.

Dos veces esta temporada, las costas del lago Erie han sufrido tormentas sin precedentes, activando la guardia nacional y declarando emergencias por nieve.

Paradójicamente, el cambio climático podría estar intensificando estas nevadas.

El aire frío del Ártico y Canadá, al pasar sobre lagos calientes por el verano y otoño, provoca una rápida evaporación del agua, desencadenando fuertes nevadas.

Por su poca profundidad —64 metros en su punto máximo—, el agua del lago Erie se calienta rápidamente.

Desde 1927, las temperaturas del agua han ido en aumento. En los años 50, el agua en Buffalo registró 26 °C durante 28 días de agosto; en la última década, solo ocurrió dos veces, con una media de 23 °C.

El primer día de 2025, el lago Erie aún no tenía hielo. Recién a finales de invierno, las bajas temperaturas lo congelaron parcialmente, creando el escenario perfecto para las nevadas extremas.

“Comparado con años anteriores, las tormentas de nieve de efecto lago han sido excepcionales este invierno, debido a lo cálidos que están los lagos”, afirma Richard Rood, profesor emérito de la Universidad de Michigan.

Explica que, aunque los lagos permanecen sin hielo hasta bien entrado el invierno, el aire frío sigue provocando brotes de nieve intensa.

Un estudio de 2003 en el Journal of Climate ya señalaba un aumento de las nevadas en las zonas cercanas a los Grandes Lagos durante el siglo XX.

Otro informe, publicado en Earth's Future el pasado junio, proyecta que las nevadas extremas en Buffalo podrían crecer un 14 % a medida que el planeta se calienta, aunque parte de esas precipitaciones podrían ser lluvias.

Según modelos del programa GLISA, las temperaturas del aire en la región podrían subir hasta 6 °C para 2100, calentando aún más las aguas de los lagos.

La interacción entre el aire del Ártico y los patrones climáticos cambiantes hace difícil predecir las futuras nevadas, pero los ingredientes para fuertes tormentas —lagos cálidos y aire gélido— parecen mantenerse.

David Kristovich, de la Universidad de Illinois, señala que, aunque los brotes de aire frío extremo son menos frecuentes, no desaparecerán.

El impacto no se limita a los Grandes Lagos: las aguas cálidas han intensificado las nevadas en Estambul, las regiones cercanas al Mar de Japón e incluso la costa del Golfo de EE. UU.

En general, los inviernos son más cálidos, pero las tormentas, aunque menos frecuentes, serán más intensas.

Erie, Pensilvania, por ejemplo, registró nevadas promedio en enero, pero la mitad cayó en solo tres días.

“Estamos viviendo el impacto del calentamiento global”, dice Rood. “No es un caso aislado”.

Adaptarse a las tormentas de nieve extremas

JoAnn Vranek, profesora jubilada en Ashtabula, quedó atrapada en casa durante la tormenta de Acción de Gracias. Tuvo que contratar a alguien para limpiar su entrada.

“A mí me fue bien”, dice, “pero otros vecinos pagaron cientos de dólares”.

El instituto local, construido hace menos de 20 años por 40 millones de dólares, sigue cerrado tras el derrumbe de su techo. Podría tardar un año en reabrir.

La tormenta también afectó los servicios de emergencia: las autoridades lucharon para llegar a las personas, algunas con intoxicación por monóxido de carbono tras bloquearse las ventilaciones de sus hornos por la nieve.

Los bomberos, sin acceso a las bocas de incendio cubiertas, usaron un camión cisterna para apagar incendios.

“Ciudades pequeñas como la nuestra no tienen recursos ilimitados”, dice Timonere.
“No tengo 20 personas para limpiar carreteras como una ciudad grande”.

Yue Li, profesor en la Case Western Reserve University, advierte que adaptarse requerirá grandes inversiones.

“Las ciudades necesitan mejores sistemas de drenaje, zonas para almacenar nieve y normas de construcción más estrictas para soportar cargas pesadas”, explica.

Añade que garantizar equipos adecuados para retirar nieve y reservas de sal y arena será clave para mantener la movilidad y seguridad.

Ashtabula avanza en un plan de 100 millones de dólares para modernizar su infraestructura de aguas, considerando ahora las inundaciones causadas por fuertes lluvias y nevadas.

“Esperemos que esta tormenta haya sido una excepción”, concluye Timonere. “Pero el clima está cambiando, y ya no podemos ignorarlo”.

Fuente: https://www.nationalgeographic.es/medio-ambiente/2025/02/nieve-convertido-serio-problema-grandes-lagos-estados-unidos