Durante las últimas semanas, uno de los temas más recurrentes entre los habitantes de la Ciudad de México ha sido la posible escasez de agua. ¿Podría realmente la ciudad quedarse sin este recurso pronto? Si bien la falta de agua en algunas áreas no es nueva, en los últimos meses ha aumentado la frecuencia de cortes temporales de suministro en diferentes partes de la capital y su área metropolitana, lo que indica una situación preocupante.
Una combinación de factores, incluida una prolongada sequía, la ausencia de lluvias y temperaturas más altas de lo normal, ha llevado a que los niveles de agua en las presas estén en mínimos históricos y las alarmas se disparen. La escasez es tan grave que incluso se han difundido fechas específicas en las que la Ciudad de México podría llegar a su "día cero", el momento en que no habría suficiente agua para satisfacer las necesidades básicas de sus 22 millones de habitantes.
A pesar de la negación por parte del gobierno mexicano sobre la veracidad de estas afirmaciones, la preocupación es evidente y algunas empresas de contenedores para almacenar agua han visto un aumento significativo en sus ventas debido a la inquietud de la población.
Para comprender la gravedad de la situación, sus causas y la posibilidad de que la capital mexicana se enfrente a una escasez generalizada de agua, consultamos a varios expertos en el tema.
La sequía prolongada, combinada con la falta de lluvias, ha afectado significativamente el sistema de presas Lerma-Cutzamala, uno de los principales proveedores de agua de la Ciudad de México y su área metropolitana. Las presas, que históricamente estarían al 70% de su capacidad en esta época del año, actualmente solo están al 37%, lo que ha llevado a una reducción en el suministro de agua a la ciudad.
Aunque el sistema Lerma-Cutzamala proporciona aproximadamente una cuarta parte del agua consumida en la Ciudad de México, la mayoría proviene de los pozos que extraen agua de los mantos acuíferos. Sin embargo, incluso el agua subterránea se ve afectada por la falta de lluvias necesarias para su recarga.
La infraestructura insuficiente para abastecer a una población en constante crecimiento y las deficiencias en el sistema de distribución también contribuyen al problema. Además, la vulnerabilidad de la ciudad a los sismos y los constantes cambios en el suelo agravan aún más la situación.
A pesar de la preocupación por la escasez actual de agua, los expertos descartan la posibilidad de que la Ciudad de México se quede sin agua en un futuro cercano. Sin embargo, la situación actual es grave y requiere medidas urgentes para garantizar un suministro adecuado de agua a largo plazo.
La temporada de lluvias, que generalmente comienza entre junio y octubre, podría ayudar a reponer el suministro de agua, pero los modelos meteorológicos no permiten hacer predicciones precisas sobre cuándo ocurrirá.
Además de esperar las lluvias, se necesitan otras medidas, como mejorar la infraestructura de distribución de agua, promover el uso responsable del recurso y buscar formas de recargar los mantos acuíferos con agua de lluvia.
En resumen, aunque la posibilidad de un "día cero" para la Ciudad de México parece remota en este momento, la situación actual requiere acciones inmediatas y a largo plazo para garantizar un suministro sostenible de agua para la ciudad y su población en crecimiento.
Fuente: https://www.bbc.com/mundo/articles/czvz81g5l45o
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