viernes, 21 de noviembre de 2025

Borrador en la COP30 desata críticas por esquivar el tema de los combustibles fósiles

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Tras la reanudación de las negociaciones, interrumpidas durante horas por un incendio dentro de las instalaciones, la dirección de la COP30 difundió este viernes un nuevo texto que ha generado un amplio rechazo entre decenas de países y organizaciones ambientales.

La cumbre amaneció en Belém con bomberos patrullando los pasillos para transmitir calma, mientras el área donde comenzó el fuego permanecía acordonada. En esta jornada final, los casi 200 Estados participantes buscan consensuar una declaración conjunta en un contexto lleno de tensiones.

El eje del debate vuelve a ser la eliminación progresiva de los combustibles fósiles, principales impulsores del calentamiento global. Sin embargo, como ha ocurrido en más de treinta años de negociaciones climáticas, la presión de los países petroleros y la falta de determinación de otras naciones dependientes de estos recursos han bloqueado cualquier referencia directa. Brasil, anfitrión y presidente de esta COP, había defendido incluir una hoja de ruta para abandonar estos combustibles en el documento final, y figuraba en el primer borrador. Pero en la nueva versión desapareció por completo.

Aunque alrededor de 80 países respaldaron públicamente la hoja de ruta durante la cumbre, otros Estados rechazaron la idea en las reuniones con la presidencia. En el texto publicado este viernes no figura mención alguna ni al plan ni a los combustibles fósiles.

El borrador sí contempla triplicar los fondos destinados a adaptación para 2030 en comparación con 2025, una de las principales demandas del mundo en desarrollo. Aun así, el documento sigue en fase de discusión. La presidencia convocó este viernes un plenario abierto para escuchar las reacciones, donde el presidente de la COP30, André Corrêa do Lago, pidió evitar posiciones inflexibles que pongan en riesgo el proceso que en 2015 derivó en el Acuerdo de París. Después llamó a una sesión a puerta cerrada para intentar salvar la declaración final y los textos técnicos que deben salir de Belém.

De momento, cerca de 40 países enviaron una carta exigiendo que la hoja de ruta quede incluida en el acuerdo. Entre los firmantes están España, Reino Unido, Francia, Alemania, Colombia, Corea del Sur, México y Suecia.

Estos gobiernos han pedido un nuevo borrador y criticaron que la propuesta actual se presentara bajo una lógica de “tómalo o déjalo”. Consideran que el texto “no cumple los requisitos mínimos para un resultado creíble de la COP”, y anticipan que podrían bloquear su aprobación. Reclaman explícitamente que se incorpore una ruta para abandonar los combustibles fósiles, expectativa que, dicen, comparten la mayoría de países, la comunidad científica y la ciudadanía. Advierten que el mundo espera avances, y que cualquier retroceso sería inaceptable.

Hasta la mañana del viernes, la carta había sido firmada por Austria, Bélgica, Bulgaria, Chile, Colombia, Costa Rica, Croacia, Chequia, Dinamarca, Estonia, Fiji, Finlandia, Francia, Georgia, Alemania, Guatemala, Honduras, Islandia, Irlanda, Kenia, Liechtenstein, Luxemburgo, Islas Marshall, México, Mónaco, Países Bajos, Panamá, Palau, Corea del Sur, Eslovenia, España, Suecia, Suiza, Tuvalu, Reino Unido y Vanuatu.

La ministra de Ambiente de Colombia, Irene Vélez Torres —impulsora de la iniciativa— reiteró que la cumbre debe concluir con una hoja de ruta clara. Además, Colombia y Países Bajos anunciaron para abril una conferencia internacional dedicada específicamente al abandono de los combustibles fósiles.

Pero las mayorías no bastan en estas cumbres: cada palabra debe adoptarse por consenso. Eso significa que cualquier país puede bloquear un acuerdo. Este mecanismo ha atenuado sistemáticamente la ambición climática durante más de tres décadas. Arabia Saudí, de nuevo, ha liderado la resistencia para eliminar referencias a los combustibles fósiles, y fuentes de la negociación señalan que China y Rusia tampoco apoyan la hoja de ruta.

La Unión Europea no firmó la carta como bloque, aunque sí lo hicieron varios de sus miembros clave, entre ellos Alemania, Francia y España. Pese a ello, el comisario europeo de clima, Wopke Hoekstra, declaró: “Este texto está lejos del nivel de ambición que necesitamos en mitigación. Nos decepciona profundamente”.

Organizaciones ambientales también han pedido que se devuelva el documento. “La COP30 ha mostrado un apoyo creciente para una ruta que deje atrás los combustibles fósiles, por lo que Belém debe reflejarlo y asegurar el fin de la quema de petróleo, gas y carbón lo antes posible”, señaló Tracy Carty, de Greenpeace.

En tres décadas de conferencias solo una, la celebrada en Dubái en 2023, incluyó en su texto final una referencia explícita a abandonar los combustibles fósiles. Aquel proceso avanzó de forma similar: un borrador inicial con menciones claras, otro posterior mucho más suave y, tras la presión internacional, una versión final que recuperó el compromiso. La diferencia es que en 2023 la UE y Estados Unidos —entonces gobernado por los demócratas— fueron piezas clave para lograrlo. Hoy Washington no solo está ausente en Belém, sino que su gobierno se ha convertido en un férreo defensor de los combustibles fósiles y niega la crisis climática.


Fuente: https://elpais.com/clima-y-medio-ambiente/2025-11-21/el-ultimo-borrador-de-la-cop30-elimina-la-hoja-de-ruta-para-el-final-de-los-combustibles-fosiles.html

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