Este material está hecho principalmente de plástico PET cubierto con capas metálicas, que no se biodegrada y se fragmenta en micro y nanoplásticos, volviéndose una fuente persistente de contaminación marina.
Investigaciones recientes muestran que la purpurina no es inerte: altera procesos naturales en el océano, promoviendo la formación anormal de minerales como el carbonato de calcio. Esto afecta directamente a especies marinas que necesitan estos minerales para sus conchas y esqueletos, desde corales hasta moluscos, poniendo en riesgo su supervivencia.
Más que un simple brillo: un impacto serio en la vida marina
Este proceso no solo desequilibra la vida marina, sino también el ciclo químico del océano, que es clave para la regulación climática mundial. Si esta contaminación persiste, la función del océano en el ciclo del carbono podría verse comprometida.
Un peligro global oculto tras el brillo
La presencia de microplásticos en la cadena alimentaria marina está documentada, pero la purpurina, por su composición y reactividad, es uno de los contaminantes más difíciles de controlar. Lo que parece inofensivo en una fiesta, puede tener efectos irreversibles bajo el agua.
Este problema resalta la urgencia de limitar el uso de materiales sintéticos contaminantes y fomentar alternativas biodegradables, no como una moda, sino como una necesidad ambiental.
Además, la purpurina se adhiere con facilidad a la ropa, piel y superficies, dificultando su control y limpieza en lugares públicos o privados, generando contaminación cruzada.
Por último, su eliminación implica costos elevados para la higiene y el tratamiento de aguas residuales, que terminan siendo cubiertos por instituciones públicas o privadas.
Fuente: https://www.canal26.com/planeta/la-purpurina-y-su-brillo-podrian-convertirse-en-una-nueva-amenaza-ecologica--426941
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