lunes, 16 de junio de 2025

Qué es el “robo de viento” y por qué preocupa a la energía eólica marina

Share


Con el rápido crecimiento de los parques eólicos marinos para alcanzar las metas de emisiones netas cero, un fenómeno llamado “robo de viento” está generando cada vez más atención. Este ocurre cuando los parques eólicos ubicados en proximidad reducen la velocidad del viento disponible entre ellos, afectando la generación de energía.

El viento pierde velocidad al pasar por las turbinas, creando una “estela” de aire más lento detrás de cada instalación, lo que puede extenderse decenas o hasta más de 100 km en grandes parques, según Peter Baas, investigador de Whiffle (Países Bajos). Cuando un parque está a barlovento de otro, puede disminuir la producción del segundo hasta en un 10% o más.

Aunque se llama “robo de viento”, como explica el abogado noruego Eirik Finserås, el término es impreciso, pues nadie posee el viento. Sin embargo, el efecto genera disputas entre promotores y preocupa a gobiernos y empresas por el impacto económico y técnico.

La densidad y tamaño de los parques eólicos están aumentando, lo que intensifica el efecto estela. Por ejemplo, en el Mar del Norte, el auge eólico podría aumentar estas interferencias a medida que se instalan más turbinas cerca unas de otras. Un proyecto en Reino Unido busca modelar estas interacciones para 2030, cuando se espera triplicar la capacidad actual, según Pablo Ouro, de la Universidad de Manchester.

El crecimiento de las turbinas en altura y tamaño de aspas —que pueden superar los 100 metros— también puede alargar la estela y afectar más la producción, lo que requiere más estudios.

Desde una perspectiva regulatoria, el efecto estela podría causar disputas legales y dificultar la inversión, ya que pequeñas pérdidas en la producción pueden hacer que un proyecto deje de ser rentable. Además, existe el riesgo de una “carrera hacia el agua”, en la que países aceleran la construcción para asegurar las mejores ubicaciones, lo que podría afectar la planificación ambiental.

Finserås señala que el Mar del Norte y el Báltico serán zonas clave para estos desafíos, y recomienda cooperación entre países para gestionar el recurso eólico compartido con reglas claras, como sucede con otros recursos marinos.

En Europa, la rápida expansión eólica obliga a buscar soluciones conjuntas para evitar conflictos y asegurar la transición energética. Otros países como China también enfrentan el problema.

Ouro concluye: “Necesitamos entender mejor estos efectos y avanzar en modelos confiables para lograr la energía eólica marina que el mundo requiere para alcanzar el cero neto.”

0 comentarios:

Publicar un comentario