Este fenómeno económico ha convertido a Almería en la llamada “huerta de Europa”, un logro sorprendente en una de las zonas más áridas del continente, donde las lluvias se limitan a unos 54 días al año. La clave estuvo en aprovechar los acuíferos subterráneos de la zona y la combinación de clima soleado con tecnología de invernaderos, según Luis Miguel Fernández, gerente de Coexphal, la Asociación de Productores de Frutas y Hortalizas de Almería.
El desarrollo tomó impulso a mediados del siglo XX, cuando la región enfrentaba limitaciones para convertir la agricultura en un motor económico sostenible. La instalación de sistemas de riego por goteo, el uso de invernaderos de plástico adaptados al viento y el tratamiento del suelo mediante enarenado permitieron maximizar la productividad. Hoy, la actividad genera alrededor de 5.100 millones de dólares anuales, representa el 40 % del PIB local y da empleo a casi 100.000 personas, siendo junto al turismo la principal fuente de ingresos.
Históricamente, Almería ya contaba con tradición exportadora desde finales del siglo XIX, con productos agrícolas codiciados en Inglaterra, cultivados de forma artesanal en empresas familiares. La confluencia de clima, tecnología y vocación agrícola propició la expansión que hoy vemos, concentrada especialmente en El Ejido. Actualmente, la región cuenta con más de 12.000 explotaciones agrícolas que abastecen al 18 % de las exportaciones agrícolas españolas.
Sin embargo, este éxito económico también genera tensiones sociales y ambientales. Activistas advierten sobre la sobreexplotación de acuíferos y la contaminación por plásticos, así como sobre las condiciones laborales de los trabajadores, en su mayoría migrantes del norte de África. Cerca del 60 % de los empleados carecen de contratos regulares, y muchos viven en viviendas improvisadas sin servicios básicos, denuncian organizaciones como APDHA.
Además, la intensa producción pone en riesgo los ecosistemas locales. Julia Martínez, de la Fundación Nueva Cultura del Agua, alerta que la sobreexplotación de acuíferos, como el de Níjar, afecta la disponibilidad de agua y amenaza la sostenibilidad a largo plazo. Los residuos plásticos, que suman 30.000 toneladas anuales, también preocupan a ambientalistas, pese a que los productores aseguran reciclar el 100 % del material utilizado.
En cuanto a producción, el pimentón es el cultivo principal, seguido por tomate, pepino, calabacín, berenjena, melón y sandía. Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y Estados Unidos son los principales destinos de exportación. Aun así, el incremento de los costos de insumos amenaza la rentabilidad y la sostenibilidad del modelo, advierte el académico Juan Carlos Pérez Mesa.
El “Mar de Plástico” de Almería es, por tanto, un fenómeno de contrastes: un motor económico clave para Europa, fuente de empleo y producción agrícola constante, pero también un desafío ambiental y social que exige regulación, planificación y un modelo más sostenible para garantizar su viabilidad futura y proteger tanto a los ecosistemas como a las comunidades locales.
Fuente: https://www.bbc.com/mundo/articles/ckgdyl6g2veo
0 comentarios:
Publicar un comentario