martes, 7 de enero de 2025

Por qué es crucial frenar la deforestación y cómo aún es posible hacerlo

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 En el último medio siglo, la deforestación ha alcanzado niveles históricos, eliminando el 15% de la superficie global de vegetación, equivalente al territorio conjunto de España, Portugal y Francia.

Con más de 8,000 millones de personas en el planeta, preservar los árboles es esencial para combatir el cambio climático, proteger la biodiversidad y sostener la vida humana. Sin embargo, la destrucción masiva de bosques, conocida como deforestación, sacrifica beneficios a largo plazo por la extracción inmediata de recursos como combustible y materiales.

La tala de árboles no es un fenómeno nuevo. En el siglo XIX, la deforestación en Alemania generó una escasez de árboles de Navidad, dando lugar a los primeros árboles artificiales.

Hoy en día, los bosques cubren un 30% de la superficie terrestre, pero se pierden áreas equivalentes al tamaño de Panamá cada año. Según el informe Frentes de deforestación de WWF (2021), 24 regiones críticas están en riesgo. La UE, responsable del 16% de la deforestación tropical importada, contribuye al problema con actividades como la agricultura y el comercio. A este ritmo, los bosques tropicales podrían desaparecer en un siglo.

El cambio climático y la degradación forestal también liberan grandes cantidades de carbono almacenado, según datos satelitales de la ESA en 2023, agravando aún más el calentamiento global.

La importancia de los árboles y bosques

Los árboles absorben dióxido de carbono y gases de efecto invernadero, ayudando a mitigar el cambio climático. La deforestación también incrementa el riesgo de enfermedades zoonóticas, ya que el 60% de las enfermedades infecciosas emergentes provienen de animales desplazados por la pérdida de hábitat.

Sin embargo, iniciativas de reforestación y restauración ecológica están mostrando resultados. Por ejemplo, los bosques tropicales podrían contribuir con el 23% de la mitigación climática necesaria para cumplir los objetivos del Acuerdo de París de 2015.

Causas de la deforestación

Desde 1990, el mundo ha perdido 420 millones de hectáreas de bosques, principalmente en África y Sudamérica. En el Amazonas, la ganadería y las plantaciones de soja son responsables del 17% de la deforestación en 50 años. En Malasia e Indonesia, el aceite de palma impulsa la destrucción forestal, aunque el rechazo a este producto está en aumento.

La minería, la tala ilegal y la expansión urbana también contribuyen significativamente. Además, incendios forestales y sobrepastoreo agravan la situación, dificultando la regeneración de los bosques.

Consecuencias de la deforestación

Más de 250 millones de personas dependen de los bosques para su subsistencia, mientras que el 80% de las especies terrestres habitan en ellos. La destrucción forestal altera ecosistemas, provoca oscilaciones de temperatura extremas y aumenta el riesgo de pandemias zoonóticas, como el brote de ébola en 2014.

Además, los bosques desempeñan un papel crucial en el ciclo hídrico global. Por ejemplo, la Amazonia influye en el suministro de agua en Sudamérica, afectando incluso a los agricultores responsables de su tala. La pérdida de biodiversidad y agua limpia podría tener consecuencias impredecibles, incluso para actividades cotidianas como el consumo de café.

En términos climáticos, la deforestación libera dióxido de carbono, contribuyendo significativamente al calentamiento global. Si fuera un país, ocuparía el tercer lugar en emisiones de CO, solo detrás de China y Estados Unidos.

Soluciones frente a la deforestación

A pesar de las cifras desalentadoras, existen esfuerzos alentadores para conservar los bosques y restaurar los perdidos. Iniciativas como el rewilding buscan rehabilitar ecosistemas completos.

Tecnologías innovadoras, como teléfonos reciclados para detectar talas ilegales, y proyectos locales, como la reforestación en Kokota (Tanzania), son ejemplos de soluciones efectivas. En Brasil, activistas luchan contra políticas que amenazan la protección forestal.

La preservación de hábitats naturales también reduce el riesgo de pandemias. Estudios recientes muestran que mantener los ecosistemas intactos evita que los animales se acerquen a comunidades humanas, reduciendo la propagación de enfermedades.

Los consumidores también tienen un papel clave. Comprar productos con certificaciones sostenibles, como las del Forest Stewardship Council, y apoyar marcas responsables puede marcar la diferencia en la lucha contra la deforestación.

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