jueves, 26 de septiembre de 2019

Las aguas residuales, dejaran de serlo gracias a las energías renovables.

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La naturaleza es tan perfecta que en ella podemos encontrar la solución a prácticamente todo.
Investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México desarrollaron un proceso para utilizar energía solar en el tratamiento de aguas residuales.
De acuerdo con diferentes reportes se ha notado que, tanto en el agua residual como en la potable, hay restos de materiales orgánicos como triclosán, resorcinol, edulcolorantes, ibuprofeno, naproxeno, entre otras sustancias dañinas para la salud de diferentes seres vivos.
Para lograr la descontaminación del agua se utiliza la fotocatálisis heterogénea solar en la que se utilizan fotocatalizadores como óxidos y sulfuros. La energía ultravioleta activa el fotocatalizador provocando reacciones químicas que liberan radicales hidroxilos. Éstos oxidan los contaminantes orgánicos limpiando el agua residual e incluso la potable.
Mediante este proceso fue posible oxidar el triclosán, este es un producto que se encuentra en algunos desinfectantes, pastas dentales y otros productos de cuidado personal. Es muy común que se encuentre en el agua y su presencia en ella ha ido creciendo de forma alarmante.
Una de las ventajas de la tecnología desarrollada por la UNAM es que podría aplicarse tanto de forma casera, comercial e incluso industrial. El agua potable no está libre de estos contaminantes así que sería un excelente tener un reactor fotocatalítico en casa para un tratamiento extra antes de consumirse.
Los reactores con los que han venido trabajando tienen una capacidad de tratamiento de 20 y 100 litros de agua por ciclo con un reactor fotocatalítico autónomo en términos de energía. Al no requerir una fuente de energía eléctrica, el proceso es ecológico.
El secreto está en la fotoquímica
Antonio Jiménez González, del Instituto de Energías Renovables (IER), lleva más de 20 años estudiando cómo degradar los contaminantes presentes en aguas residuales por métodos fotocatalíticos y, a lo largo de este tiempo, ha logrado disminuir su toxicidad hasta 90 por ciento, todo ello aprovechando la energía solar.

“Para eso empleamos un fotocatalizador que absorbe los rayos del Sol y genera radicales hidroxilo, agentes que oxidan la materia orgánica, principalmente”, explicó.

En este método, expuso Jiménez González, la clave es tomar un medio acuoso tóxico, usar radiación solar, un material fotocatalítico y una sustancia oxidante para desestabilizar los enlaces químicos de las moléculas contaminantes, robarles un electrón y así oxidarlas paso a paso.
“Aunque en el ramo textil hemos tenido buenos resultados, las cifras logradas con la industria farmacéutica no son tan altas, lo que no se debe a nuestro método, sino a que ésta utiliza compuestos inorgánicos imposibles de degradar. Por ello es necesario desarrollar una estrategia para disminuirlos o eliminarlos por otros procedimientos.”
Actualmente el interés del universitario está en incrementar la capacidad de tratamiento con el propósito de contribuir a una solución en contaminación hídrica, pues, aunque en el IER reciben lotes de 200 litros llenos de aguas residuales, la industria genera a diario volúmenes mayores.
“Nuestro equipo básico es un reactor fotocatalítico donde manejamos un cierto volumen de agua que puede ser mayor si incrementamos su tamaño. Para ello, debemos agrupar varios de estos reactores en serie-paralelo y crear una planta solar fotocatalítica, lo que nos permitiría tratar volúmenes más grandes de aguas residuales.”
El objetivo es instalar esa infraestructura y tratar el efluente en el sitio donde la empresa genera sus contaminantes; esto posibilitaría bajar los parámetros de toxicidad y, al mismo tiempo, reusar el recurso hídrico en sus procesos industriales, concluyó.
Sin duda nuestros ingenieros mexicanos tienen mucho que dar para lograr que nuestra calidad de vida poco a poco vaya mejorando, qué mejor que empezar por descontaminar el agua.

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