La ONU logró, tras 20 años de negociaciones, un acuerdo para proteger la alta mar. Aunque las metas iniciales eran más ambiciosas, el tratado salvaguardará al menos el 30% de los océanos para 2030, abarcando dos tercios de las aguas fuera de las fronteras nacionales.
La Unión Europea (UE) implementó una normativa que limita las importaciones de productos asociados con la deforestación. Para vender productos como aceite de palma o carne, los importadores deberán demostrar que respetan tanto los ecosistemas como los derechos humanos.
Además, el Parlamento Europeo aprobó una Ley de Restauración de la Naturaleza que establece metas para restaurar el 20% de las áreas terrestres y marítimas de la UE para 2030, y todos los ecosistemas que lo requieran para 2050.
En España, el país logró un récord de nueve horas consecutivas generando energía 100% renovable, lo que marca un hito en la transición energética. A pesar de la necesidad de reducir el consumo, este logro destaca el crecimiento de las energías limpias.
En Ecuador, un referéndum resultó en la suspensión de la explotación petrolera en el Parque Nacional Yasuní, una de las áreas con mayor biodiversidad en el mundo. También se consiguió el mayor canje de deuda por naturaleza de la historia, lo que ayudará a proteger las Islas Galápagos.
Chile se convirtió en el primer país en legislar contra el ecocidio, castigando a quienes destruyan gravemente los ecosistemas. La UE también acordó penalizar los delitos ambientales más graves, armonizando las sanciones en sus Estados miembros.
La COP28 dio un paso inicial hacia el abandono de los combustibles fósiles, centrando las discusiones en el petróleo, gas y carbón, aunque con críticas por la falta de ambición en el acuerdo.
En el ámbito legal, se avanzó en la justicia climática. Tres importantes litigios fueron escuchados en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, y los pueblos indígenas de Brasil ganaron una batalla judicial contra el agronegocio, defendiendo su derecho a recuperar tierras.
En ciencia, un equipo en España diseñó una proteína artificial capaz de degradar microplásticos de PET, mostrando una eficacia 10 veces superior a otras soluciones actuales, gracias al uso de inteligencia artificial y supercomputadoras.
Finalmente, The Ocean Cleanup retiró 55 toneladas de plástico del océano, enfocándose en la Gran Mancha de Basura del Pacífico, una región difícil de limpiar por su gran tamaño, equivalente a tres veces la superficie de España.
Fuente: https://www.nationalgeographic.com.es/medio-ambiente/planeta-mejor-buenas-noticias-medio-ambiente-2023_21333
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