martes, 5 de diciembre de 2023

¿Cuál fue el desastre natural más grave en la historia de la vida?

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Antes de las cinco grandes extinciones masivas que conocemos, ocurrió un evento casi olvidado pero con un impacto significativo en la evolución y consecuencias ambientales duraderas.

La historia de la vida en la Tierra está marcada por eventos catastróficos que han dado forma al curso evolutivo durante millones de años. Las extinciones masivas, que reducen drásticamente la diversidad biológica, suelen ser el foco de atención, especialmente las cinco grandes extinciones masivas, que dejaron huellas profundas en el registro fósil.


Las extinciones masivas de la vida pluricelular

La última, y más conocida, ocurrió entre el Cretácico y el Terciario, eliminando a la mayoría de los dinosaurios y permitiendo la diversificación de aves y mamíferos. Sin embargo, antes de esta, hubo otros cuatro eventos: la extinción del Triásico, que permitió la expansión de los dinosaurios; la del Pérmico, conocida como 'la Gran Mortandad'; la del Devónico y la del Ordovícico-Silúrico, la más antigua.


Estos eventos se consideran los más impactantes en la historia de la vida en la Tierra. Sin embargo, a veces se pasa por alto un capítulo crucial que precede a todos ellos.


Menos conocido, cuando la vida en la Tierra era unicelular, ocurrió un evento de extinción que desempeñó un papel esencial en la evolución temprana y creó un escenario evolutivo único para las formas de vida que surgieron después. Un evento aún más grave que la Gran Mortandad del Pérmico.


Las condiciones de la Tierra primitiva

En los primeros cientos de millones de años, la Tierra era radicalmente diferente, especialmente la atmósfera. Mientras que hoy está compuesta principalmente por oxígeno, nitrógeno y argón, con trazas de otros gases, en la atmósfera primitiva dominaban el metano, amoníaco, monóxido y dióxido de carbono, hidrógeno, cianuro y vapor de agua.


En este entorno extremo, la vida surgió y evolucionó de manera única. Microorganismos unicelulares y procariotas, como bacterias y arqueas actuales, adaptaron sus procesos metabólicos anaeróbicos a esta atmósfera. Algunos desarrollaron la capacidad de utilizar diversas fuentes de energía, como la quimiosíntesis, para prosperar en entornos desafiantes.


La fotosíntesis, un avance evolutivo revolucionario

De entre estos microorganismos, las cianobacterias adquirieron una adaptación evolutiva que cambió radicalmente el planeta. A diferencia de los organismos fermentadores, estas bacterias podían generar su propio alimento mediante la fotosíntesis, liberando oxígeno como subproducto. Aunque inicialmente el oxígeno se diluía en el agua, comenzó a acumularse en la atmósfera y reaccionó formando ozono.


La fotosíntesis resultó ser una de las adaptaciones evolutivas más exitosas, ya que permitía a los organismos obtener energía de la luz. Los organismos fotosintéticos se diversificaron rápidamente y dominaron el planeta. La liberación masiva de oxígeno generó la Catástrofe del Oxígeno o Gran Evento de Oxidación.


La Catástrofe del Oxígeno, el mayor desastre ambiental

El Gran Evento de Oxidación es el mayor desastre ambiental conocido, aunque ocurrió gradualmente. Comenzó hace entre 2400 y 2050 millones de años, acumulando oxígeno en la atmósfera hasta alcanzar los niveles actuales hace entre 540 y 850 millones de años.


Este evento transformó la atmósfera de manera masiva y permanente. La vida, que hasta entonces se había desarrollado sin depender del oxígeno, se vio amenazada, resultando en una reducción masiva de la biodiversidad. Sin embargo, algunas bacterias evolucionaron para utilizar el oxígeno en la respiración, lo que condujo a nuevas formas de vida adaptadas a un entorno rico en oxígeno. Aunque devastador inicialmente, el Gran Evento de Oxidación allanó el camino para la evolución de formas de vida más complejas y dio lugar a la biodiversidad que observamos hoy.


Fuente: https://www.muyinteresante.es/naturaleza/62233.html


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