El enfoque tradicional de cremación genera emisiones de carbono significativas. En el Reino Unido, una cremación típica emite aproximadamente 126 kg de CO2, equivalente a conducir un automóvil por 750 km. En Estados Unidos, esta cifra se eleva a 208 kg por cremación. Por otro lado, los entierros convencionales también tienen su impacto, con féretros de madera, bolsas plásticas y fluidos embalsamadores que contaminan el suelo y el agua.
Las opciones ecológicas buscan cambiar esta narrativa. Los entierros naturales, donde los cuerpos se dejan descomponerse sin barreras artificiales, están ganando popularidad. Este método, según análisis de Planet Market, ofrece cero emisiones de CO2. Además, féretros de hongos, como el "Loop Living Cocoon", ofrecen una opción biodegradable y ayudan a mejorar la calidad del suelo.
Otra alternativa innovadora es el compostaje humano. En lugares como el centro Recompose en Seattle, los cuerpos se transforman en compostaje rico en nutrientes que las familias pueden utilizar en sus jardines. Este proceso emite solo una fracción del CO2 en comparación con la cremación.
La cremación con agua, conocida como hidrólisis alcalina, es otra opción de baja emisión de carbono. Al mezclar agua con hidróxido de potasio y calentarlo, el cuerpo se descompone en un líquido esteril. Esta técnica emite solo 20 kg de CO2, haciendo una gran diferencia en comparación con la cremación tradicional.
A medida que estas opciones se vuelven más accesibles y aceptadas legalmente en varios países, la forma en que enfrentamos la muerte está cambiando. A través de estas prácticas respetuosas con el medio ambiente, las personas pueden dejar un legado no solo en recuerdos, sino también en contribuciones positivas al planeta. La muerte, una vez un tema oscuro y temido, se está transformando en una conversación sobre sostenibilidad y conexión continua con la naturaleza.
Fuente: https://www.bbc.com/mundo/articles/cl425l30p0lo
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