martes, 15 de agosto de 2023

Los residuos electrónicos y su gran impacto en el medio ambiente

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A nivel global, cada año se desechan alrededor de 50 millones de toneladas de desechos electrónicos. Sin embargo, apenas se recicla el 5% del total. En promedio, en cada región se descartan alrededor de 7 kg por persona al año.


¿Alguna vez te has imaginado teniendo oro en tus manos y decidir desecharlo? Esta situación ocurre con mayor frecuencia de la que podríamos imaginar. Un caso claro se da con los dispositivos eléctricos o electrónicos que ya no funcionan o que simplemente ya no utilizamos. Estos dispositivos suelen estar compuestos por materiales como plásticos y metales, incluyendo aluminio, cobre e incluso el preciado oro.


No obstante, en esta era de consumo y desecho en la que vivimos, en lugar de buscar nuevos usos o reciclar estos dispositivos, tendemos a desecharlos.


Resulta evidente que tanto la conocida obsolescencia programada como la obsesión por los últimos modelos no contribuyen a esta situación. Según el Observatorio Mundial de Residuos Electrónicos, los elementos más desechados incluyen teléfonos celulares, discos duros, unidades de procesamiento central (CPUs), monitores obsoletos, módems, impresoras, cables y televisores.


Esta tendencia puede ser peligrosa. La composición de estos dispositivos comprende un 72% de materiales reciclables, un 25% de materiales reutilizables y un 3% de residuos peligrosos, como tubos de rayos catódicos, circuitos integrados, gases refrigerantes y PCB. Según un estudio realizado por la entidad, su acumulación afecta la salud humana a través de la exposición a elementos tóxicos como el plomo.


Este mismo estudio también menciona "efectos perjudiciales para la salud, que van desde problemas en el embarazo, alteraciones en el desarrollo neurológico, dificultades de aprendizaje, daños en el ADN, problemas cardiovasculares y respiratorios, afecciones dermatológicas, entre otros, además de la contaminación del suelo, el agua y el aire”.


La Organización Internacional del Trabajo (OIT), por su parte, indica que los desechos electrónicos son la categoría de residuos con el crecimiento más pronunciado a nivel mundial. Estos requieren un manejo especial debido a su contenido de elementos peligrosos. La complejidad en su proceso de reciclaje y su costo conllevan una necesidad urgente de regulaciones adecuadas, ya que representan "un problema significativo para el medio ambiente y la salud de la población".


Según la entidad Eco House, en el ámbito global se desechan alrededor de 50 millones de toneladas de residuos electrónicos cada año. Los países más impactados por la acumulación de basura electrónica, que reciben más de la que emiten, incluyen a Etiopía, Ghana, India, Singapur y Malasia. La OIT señala que los mayores generadores de desechos electrónicos son Brasil (35%), México (20%), Colombia (8%) y Argentina (7%).


Sin embargo, si evaluamos la generación de desechos electrónicos en relación con la población de los países, los principales productores son Chile (9,9 kg por habitante) y Uruguay (9,5 kg por habitante). "Estas cifras se consideran moderadas incluso al compararlas con naciones como Estados Unidos o Italia, con 22 y 17,8 kg por habitante por año, respectivamente".


Otro conjunto de datos proviene del informe "Tecnología para la acción climática en América Latina", realizado por la Asociación GSMA y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en junio de 2018. Dicho informe posiciona a Uruguay como el país con la mayor generación de residuos electrónicos per cápita, con un promedio de 11 kg por persona al año.


Por otro lado, Nicaragua es el país que genera menos residuos electrónicos por persona, con un promedio de dos kg. "La media regional ronda los siete kg por persona por año, cercana a la media mundial (calculada en seis kg), pero considerablemente menor que la de Europa (16 kg)", destaca el documento. "Estos números en América Latina podrían estar relacionados con la tendencia a reutilizar dispositivos electrónicos. En la región, los dispositivos reacondicionados tienden a ser regalados o vendidos, prolongando su vida útil”.


La cuestión radica en que, a pesar de nuestra percepción de que ya no tienen utilidad en nuestra rutina diaria, esto no significa que su ciclo de vida haya concluido. De hecho, existen numerosos emprendimientos y proyectos que continúan otorgándoles un propósito, y al reciclarlos estamos contribuyendo al bienestar del planeta.


El Observatorio Mundial de Residuos Electrónicos informa que solo se recupera o recicla un 5% del total de estos desechos. Aproximadamente la mitad de los teléfonos móviles en desuso son almacenados en hogares e instituciones debido a la falta de conocimiento acerca de cómo manejarlos. ¿Qué acciones pueden llevarse a cabo desde nuestra posición?


  • Optar por productos eléctricos y electrónicos que prioricen la reutilización de componentes específicos.
  • Procurar extender al máximo la vida útil de nuestros dispositivos.
  • Evitar reemplazarlos si aún funcionan o repararlos siempre que sea posible.
  • En cuanto a lo que descartamos, es aconsejable acercarlos a emprendimientos, fundaciones o programas que los acepten para repararlos o reciclarlos. Es necesario investigar las opciones disponibles en cada región.


¿Qué elementos se pueden reciclar?


  • Computadoras, portátiles, monitores, teclados y ratones.
  • Decodificadores, módems.
  • Impresoras.
  • Teléfonos fijos y móviles.
  • Aparatos de fax, equipos de audio, videocasetes, reproductores de DVD y televisores, entre otros.


Fuente: https://elpais.com/america-futura/2023-08-14/que-hacer-con-los-residuos-electronicos.html

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