El lago Crawford, un pequeño cuerpo de agua ubicado en Ontario, Canadá, ha sido identificado como la zona cero del Antropoceno, una nueva época geológica definida por el impacto humano en la Tierra. Los científicos están estudiando este lago para entender y reconocer los cambios que la humanidad ha generado en el planeta.
Los sedimentos del lago Crawford han capturado las consecuencias de la intensa quema de combustibles fósiles y hasta rastros de plutonio proveniente de pruebas de bombas atómicas. Estos lodos se consideran símbolos del inicio del Antropoceno y los investigadores desean destacar su importancia mediante la designación de una "punta dorada" o un Punto de Límite Global (GSSP, por sus siglas en inglés), que es un marcador utilizado para marcar importantes transiciones en el tiempo geológico.
El lago Crawford sería el primer sitio en tener un GSSP para el Antropoceno. La placa de bronce que lo señalaría se colocaría junto a una sección congelada de los sedimentos, preservada en un museo en Ottawa, la capital de Canadá. Los sedimentos del lago, que presentan capas anuales de sedimentos laminados, registran una variedad de cambios ambientales, como la combustión de combustibles fósiles, cambios en la geoquímica y la microecología, entre otros. Los científicos consideran que este sitio es excepcionalmente adecuado para representar la nueva época geológica del Antropoceno.
¿El comienzo del Antropoceno?
La conocida tabla cronoestratigráfica que muestra la historia de la Tierra durante 4.600 millones de años incluye bloques de tiempo reconocibles, como el Triásico, Jurásico y Cretácico. Actualmente, nos encontramos en la época del Holoceno, que comenzó hace aproximadamente 11.700 años al finalizar la última edad de hielo.
En la última década, el Grupo de Trabajo sobre el Antropoceno (AWG) ha estado investigando si es necesario actualizar esta tabla para reflejar los impactos de la humanidad en la Tierra. El AWG está convencido de que existen razones para hacerlo y ha identificado una fecha de inicio formal para el Antropoceno: la década de 1950. Este periodo marca el inicio de la "Gran Aceleración", caracterizado por el rápido crecimiento de la población humana y sus patrones de consumo, así como la expansión de materiales tecnológicos como el aluminio, el cemento y el plástico.
El lago Crawford en Canadá ha sido identificado como un modelo para comprender el inicio del Antropoceno. Los sedimentos del lago han registrado los cambios ambientales año tras año, lo que permite a los científicos detectar la aceleración provocada por la actividad humana. Se observa el aumento de partículas carbonosas esferoidales (SCP) producidas por la combustión de combustibles fósiles, particularmente carbón, debido a la cercanía de la ciudad industrial de Hamilton, Canadá.
Además, otro indicador clave en los sedimentos de Crawford es el plutonio, resultado de las pruebas de armas atómicas realizadas desde 1945. El plutonio se ha vuelto un marcador global después de las pruebas de bombas termonucleares de alto rendimiento, a partir de 1952. La presencia de plutonio en los sedimentos será detectable durante al menos 100.000 años debido a la larga vida media de sus isótopos.
El lago Crawford se considera un lugar crucial para establecer el inicio del Antropoceno y comprender cómo la actividad humana ha dejado una huella distintiva en la historia geológica de la Tierra.
El Grupo de Trabajo sobre el Antropoceno (AWG) está buscando seleccionar un año específico para marcar el inicio de la época del Antropoceno, y las pruebas realizadas en Southampton influirán en esta decisión.
Esta idea extraordinaria implica que en el futuro, geólogos podrían estudiar los sedimentos actuales para entender los profundos cambios que los humanos han impuesto en la Tierra a lo largo del tiempo. Este enfoque se basa en la estratigrafía, que se enfoca en el estudio de depósitos estratificados que han ocurrido a lo largo de la historia.
Por ejemplo, Munsley Bog en la Isla de Wight, frente a la costa sur de Inglaterra, proporciona una muestra histórica de la transición del Pleistoceno al Holoceno. Allí, al analizar las capas de lodo, los rastros de polen indican la pérdida de plantas ártico-alpinas y la invasión de abedules y sauces a medida que los glaciares del norte de Europa retroceden y aumentan las temperaturas. Se ha observado que algunas de estas transiciones pueden ser rápidas, ocurriendo en solo 30 o 40 años, es decir, dentro de una generación.
El AWG presentará sus recomendaciones sobre el establecimiento de una nueva época a la comunidad geológica a finales de este año, y será la Comisión Internacional de Estratigrafía la encargada de decidir si actualiza su famosa tabla cronoestratigráfica con esta nueva información.
Fuente: https://www.bbc.com/mundo/articles/c87mljpp58go
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