miércoles, 21 de junio de 2023

La innovadora solución de Japón para las escuelas abandonadas por falta de estudiantes

Share

 


La disminución significativa de la tasa de natalidad en Japón ha resultado en el cierre de un promedio de 450 escuelas públicas por año y la disminución de la cantidad de alumnos en las aulas. Según el Ministerio de Educación, Cultura, Deportes, Ciencia y Tecnología (MEXT), entre 2002 y 2021 se suspendieron las actividades de 8.580 instituciones shogakko y chugakko (equivalentes a las escuelas primarias 1 y 2).


De este total, el 74% aún mantiene sus instalaciones escolares, y aproximadamente 5.500 se utilizan como centros comunitarios o han sido adaptadas para otros fines, como albergues, galerías de arte, acuarios e incluso fábricas de sake. Sin embargo, algunas escuelas cerradas no se utilizan debido a la falta de demanda o al deterioro de las instalaciones.


La demolición de estas escuelas es una decisión difícil para los japoneses, ya que asignan a las escuelas un papel que trasciende su función educativa. Según Takahiro Hisa, profesor de la Facultad de Sociología Aplicada de la Universidad de Kindai, las escuelas son consideradas el núcleo de la formación de la comunidad en Japón. Los patios y gimnasios de las escuelas primarias suelen estar abiertos durante el receso escolar, días festivos y por las noches para albergar diversas actividades comunitarias. Además, en casos de desastres naturales como terremotos y tifones, las escuelas juegan un papel importante como refugios.


Preservar el sentido de comunidad es un desafío actual en Japón. Para abordar el envejecimiento de la población y la despoblación, el gobierno ha implementado el proyecto "Escuelas cerradas para todos" desde 2010, que busca revitalizar las áreas regionales aprovechando las escuelas y la infraestructura existente.


En lugar de construir nuevas instalaciones, se busca utilizar eficazmente los recursos locales disponibles, según comenta Hisa. En los últimos cincuenta años, el número de estudiantes matriculados en las escuelas primarias de Japón se ha reducido a la mitad. Actualmente, hay alrededor de 9 millones de estudiantes matriculados en las escuelas primarias, divididos en 2,9 millones en shogakko y 2,9 millones en chugakko, y existe una red de 28.000 escuelas públicas para estos niveles.


El punto más alto de matriculación se dio en dos momentos de la historia japonesa: en 1958, cuando 40.000 escuelas públicas atendían a 18,6 millones de estudiantes de primaria, correspondientes a la generación del baby boom (1947-1949); y en 1981, con otro gran aumento en la matrícula con la llegada de la segunda generación del baby boom (1971-1974). Sin embargo, desde entonces, la ocupación de las aulas ha disminuido gradualmente.


El año pasado, por primera vez, el número de nacimientos en Japón cayó por debajo de 800.000, lo que indica que más escuelas cerrarán sus puertas debido a la disminución en la cantidad de estudiantes.


A través de una publicación en su sitio web, el Ministerio de Educación, Cultura, Deportes, Ciencia y Tecnología (MEXT) proporciona información sobre las escuelas cerradas y ofrece la oportunidad de presentar propuestas por parte de las partes interesadas. El permiso para utilizar estas instalaciones se otorga a operadores que se comprometen a apoyar a la comunidad local, promover la revitalización regional y generar empleo.


Estas instalaciones cerradas incluyen espacios como aulas, patios, gimnasios e incluso piscinas, así como la infraestructura de servicios necesaria, como electricidad, gas y alcantarillado. Aunque muchas escuelas públicas en Japón tienen más de 30 años, construir un edificio similar desde cero requeriría mucho tiempo y un alto costo estimado en 1,3 mil millones de yenes, equivalente a aproximadamente US$9 millones.


El profesor Takahiro Hisa destaca que la ocupación de las escuelas cerradas no debería basarse únicamente en razones económicas, ya que existe una conexión emocional muy fuerte entre los residentes y los edificios escolares. La reutilización de una escuela, que representa un lugar lleno de recuerdos, para crear un espacio comunitario donde las personas puedan reunirse es una iniciativa significativa.


Las formas de revitalizar estos espacios varían de una región a otra. Por ejemplo, en la ciudad de Shinshiro, en la prefectura de Aichi, la cafetería de la escuela primaria Sugamori se transformó en un restaurante que sirve platos basados en ingredientes locales. En la aldea de Nippaku, en la provincia de Hokkaido, se perdió una escuela centenaria en 2008 y se creó el Museo Taiyo no Mori gracias a la adquisición del edificio por parte del coleccionista de arte Isao Tanimoto, quien exhibe su colección privada de obras de arte contemporáneo y pinturas de René Lalique.


En la ciudad de Kikuchi, en la prefectura de Kumamoto, la antigua escuela primaria Suigen, que funcionó durante 137 años, se convirtió en la fábrica de sake Bishones. Aunque el edificio todavía conserva su apariencia de escuela en el exterior, en su interior se han realizado modificaciones significativas. Por ejemplo, la cafetería ahora cuenta con vaporizadores y enfriadores donde se cuece al vapor el arroz en un tanque llamado koshiki, y otras áreas se han adaptado para la producción de koji y el almacenamiento de sake.


En resumen, la reutilización de las escuelas cerradas en Japón se lleva a cabo a través de propuestas presentadas por las partes interesadas, con el objetivo de revitalizar las comunidades locales y aprovechar la infraestructura existente para diversos fines, desde espacios comunitarios hasta museos y fábricas.


Las líneas de llenado y etiquetado se extienden a través de los pasillos de las antiguas escuelas transformadas. Según las compañías involucradas, la estructura única de los edificios escolares, con sus filas de aulas, ha resultado beneficiosa para mejorar el proceso de elaboración de las bebidas y otros proyectos.


En el caso de la fábrica de sake en Kikuchi, la empresa destaca que todos los empleados son originarios de la región y que utilizan materias primas locales, como el agua y el arroz, lo que demuestra la estrecha conexión que mantienen con la comunidad local.


En el pueblo pesquero de Muroto, una escuela primaria cerrada hace 17 años se ha convertido en un acuario para atraer turistas a la región. En este acuario, los visitantes pueden disfrutar de tiburones martillo y tortugas nadando en una piscina al aire libre de 25 metros, así como de la exhibición de 1.000 criaturas marinas de 50 especies distribuidas en tanques temáticos que se encuentran en las antiguas aulas.


En Nishiizu, prefectura de Shizuoka, otro edificio escolar cerrado después de 65 años de uso se ha convertido en viviendas para jóvenes. A pesar de su transformación, el lugar aún conserva características distintivas de una escuela.


El destino de cada escuela cerrada se decide teniendo en cuenta las opiniones y necesidades de la comunidad local. Hay diversas propuestas para aprovechar estas instalaciones y abordar los desafíos que plantea el envejecimiento de la población japonesa. Entre las ideas propuestas se incluyen utilizar los edificios escolares como viviendas temporales en caso de desastres naturales, almacenar suministros o servir comidas.


En general, las escuelas abandonadas que en el pasado fueron lugares de enseñanza y encuentro comunitario, ahora buscan seguir el proverbio "kishi kaisei" que significa "despertar de la muerte, volver a la vida". En otras palabras, buscan renacer y encontrar nuevos propósitos en su existencia.


Fuente: https://www.bbc.com/mundo/noticias-65919722


0 comentarios:

Publicar un comentario