martes, 3 de junio de 2025

De cazadores a guardianes: Oaxaca tras la prohibición del consumo de tortugas marinas

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Hace más de tres décadas, Mazunte y sus alrededores eran el epicentro nacional de la matanza y comercio de tortugas. Hoy, los descendientes de aquellos que las cazaban trabajan para protegerlas.

En una noche oscura de mayo, los turistas caminan en silencio por la playa de Escobilla, guiados por la bioluminiscencia y una tenue luz roja que no daña la vista nocturna de los animales. Todos esperan ver alguna de las seis especies de tortuga marina que anidan en esta playa oaxaqueña, una de las más importantes del mundo para estos reptiles. Lo que antes era un punto de caza, ahora es un destino de ecoturismo que busca proteger y generar conciencia sobre esta especie en peligro.

Muy cerca, entre Mazunte y San Agustinillo, operó un matadero de tortugas marinas hasta los años noventa. En temporada de caza, la playa se teñía de rojo. Faustino Escamilla, hoy guía comunitario, recuerda cómo sus abuelos trabajaban en esa economía basada en la pesca y el despiece del animal.

En aquella época, la región era rica en biodiversidad y estaba cubierta por vegetación. La caza y el consumo de iguanas, tejones, mapaches y huevos de tortuga eran parte de la vida diaria. No había leyes que protegieran a la fauna, y los productos derivados de estos animales eran una fuente importante de ingreso.

Isidro Altamirano Ríos trabajaba desde entonces en la protección de tortugas. Participaba en la recolección de huevos, incubación, liberación de crías y vigilancia de las playas. Aunque en ese entonces se permitía pescar y comerciar tortugas con permisos oficiales, las arribadas comenzaron a reducirse. Las fuerzas armadas y los grupos comunitarios intentaron frenar el saqueo, pero la población de tortugas seguía bajando.

La presión de los ambientalistas logró que en 1990 se decretara una veda total para la caza y consumo de tortugas marinas. Sin embargo, esta medida devastó la economía local. Muchas familias migraron a Huatulco o Estados Unidos. El número de estudiantes y maestros en las escuelas se desplomó.

En respuesta, el gobierno abrió el Centro Mexicano de la Tortuga en Mazunte, donde antes funcionaba el matadero. Pero en sus inicios, el centro fue rechazado por la comunidad, que lo veía como una imposición. Aun así, muchos seguían saliendo de noche a buscar nidos.

Todo cambió en 1997, cuando el huracán Paulina arrasó la costa. Las viviendas quedaron destruidas y cientos murieron. En la reconstrucción, llegaron apoyos gubernamentales y remesas desde el extranjero que permitieron a las familias abrir pequeños negocios turísticos.

El ecoturismo se convirtió en una alternativa económica y atrajo de vuelta a muchos que habían migrado. Faustino Escamilla volvió desde EE.UU. y ahora dirige patrullajes para proteger nidos. Su colega, Javier Cortés, lidera tours para liberar crías. La familia de Cortés también había migrado, pero él regresó atraído por los esfuerzos de conservación. Su abuela, que antes recolectaba huevos, ahora tiene un restaurante.

Aunque ocasionalmente aparecen saqueadores, los guías comunitarios prefieren evitar confrontaciones. Su estrategia es patrullar en cuatrimotos y llegar antes a los nidos. Para Mireya Viadiu, del Centro de la Tortuga, el autoconsumo es menos dañino que otros problemas actuales, como la expansión turística, la deforestación y la basura.

El turismo ayudó a salvar a las tortugas y la economía local, pero también trajo nuevas amenazas: compra de tierras por capital extranjero, tala de árboles y saturación de visitantes. Aun así, las poblaciones de tortuga golfina se han duplicado. De 600 mil anidaciones al año, ahora llegan a 1.5 millones. Otras especies, como la laud y la carey, siguen en riesgo.

Aunque aún se venden huevos en algunos mercados y persisten los saqueos en playas como Morro Ayuta, el cambio de mentalidad entre los jóvenes es evidente. “Cuando preguntamos en las escuelas quién ha comido huevo de tortuga, la mayoría responde que no, aunque sus padres sí lo hayan hecho”, dice Viadiu, convencida de que el futuro de las tortugas está en mejores manos.


Fuente: https://elpais.com/mexico/2025-05-25/de-cazadores-a-protectores-la-transformacion-de-los-pueblos-costeros-de-oaxaca-tras-la-veda-del-consumo-de-tortugas-marinas.html

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