Los manifestantes están exigiendo medidas para limitar el número de turistas y controlar lo que consideran un desarrollo turístico desmedido que está dañando el medio ambiente y afectando a los residentes locales. Se quejan del aumento de los alquileres a corto plazo y la construcción de hoteles que encarecen la vivienda para los residentes.
Aunque el turismo representa el 35% de la economía canaria y el 40% de los empleos, los manifestantes insisten en que su protesta no está dirigida contra los turistas, sino contra un modelo turístico que no beneficia a la región y que necesita ser cambiado.
En 2023, las islas principales recibieron 13.9 millones de turistas, seis veces más que su población de 2.2 millones. Los manifestantes sostienen que el modelo de turismo masivo ha sido destructivo para las islas, dejando a los residentes de lado y priorizando la construcción de complejos turísticos y hoteles.
La manifestación también ha puesto de relieve problemas socioeconómicos, como la pobreza y la exclusión social. Según datos del Instituto Nacional de Estadística de España, en 2023 el 34% de los canarios estaban en riesgo de pobreza o exclusión social, la segunda cifra más alta del país después de Andalucía.
Las protestas en las Islas Canarias han generado una fuerte respuesta pública, incluida una huelga de hambre en Tenerife para detener la construcción de un hotel y un complejo turístico en el sur de la isla, y demandas de una moratoria sobre todos los proyectos de desarrollo turístico. Los manifestantes buscan un modelo turístico más sostenible que tenga en cuenta los impactos ambientales y sociales, así como la escasez de agua en un clima cada vez más cálido.
Fuente: https://www.bbc.com/mundo/articles/c89zjdnwewqo
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